Jesús, ¿El Cordero de Dios?

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Juan Bautista señaló a Jesús como el Cordero de Dios que quita los pecados del mundo. Este título, tan prominente en la misa, ilumina el significado de la pasión de Cristo, haciendo remembranza a la primera Pascua celebrada durante la Semana Santa y el Triduo Pascual.

A las iglesias protestantes solo les importa la Biblia y a la Iglesia Católica solo le importan los sacramentos, ¿cierto?

el mesias como cordero de Dios

No exactamente. En lo que respecta a la lectura personal de la Biblia, los protestantes aventajan a los católicos. Sin embargo, en lo que concierne a la adoración dominical, es difícil encontrarse con un culto más bíblico que la Misa. Las lecturas son extraordinarias e incluso las oraciones en la Misa están llenas de referencias a las Sagradas Escrituras. Muchas de las oraciones repetidas por los sacerdotes y los fieles son citas textuales de la Biblia. Consideremos, por ejemplo, lo que el sacerdote dice justo antes de la comunión: “Este es el cordero de Dios que quita el pecado del mundo.” Esta es una cita textual de Juan 1:29 donde Juan Bautista dice estas palabras mientras señala a Jesús frente a sus discípulos.

Estamos tan acostumbrados a llamar a Jesús “Cordero de Dios” que fácilmente podemos pasar por alto el escándalo que debió provocar entre las primeras personas que escucharon esto.

La mayoría de judíos esperaba un Mesías que fuera el Leon de Judá, un nuevo David que expulsaría a los romanos a través de grandes gestas militares. No se les ocurrió que el Mesías seria un Cordero.

Los corderos no son conocidos por su destreza en combate. Los corderos no son asesinos si no asesinados. De hecho, eran sacrificados diariamente en el templo judío como un acto de adoración a Dios.

Cordero pascual

Sin embargo, había un sacrificio anual especial en el que los corderos tomaban un papel predominante. Era la celebración central del año judío: la Pascua. Este era el memorial anual de la acción salvífica más grande del Antiguo Testamento, la liberación de los judíos de la esclavitud egipcia. La ultima plaga que pondría de rodillas al Faraón y liberaría a los israelitas fue el ángel de la muerte “pasando sobre” Egipto para tomar la vida de su recurso más preciado: los primogénitos.

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¿Qué evitaría que los israelitas sufrieran la misma suerte? El sacrificio de un cordero perfecto, sin mancha ni impurezas. Este cordero sustituía al primogénito de la familia israelita que ofrecía el sacrificio. Fue un sacrificio muy costoso dado que la riqueza de una familia se contaba en términos de los animales que poseía animales.

la sangre del cordero

La sangre del cordero tenía que ser embadurnada en los dinteles de las puertas y la familia tenía que comer la carne del animal sacrificado en una cena ritual especial.

Todos conocemos el final de la historia: El faraón dejo ir a los israelitas. Cada año ellos celebraban este acontecimiento y cientos de judíos venían a Jerusalén para sacrificar sus corderos y para comer la cena pascual en la Ciudad Santa.

Jesús no fue arrestado y condenado a muerte durante la pascua por accidente. En el evangelio de Juan, Jesús pronuncia sus últimas palabras en el mismo momento que los corderos pascuales estaban siendo sacrificados en el Templo. El mismo evangelio es el único que señala que las piernas de Jesús no fueron quebradas para asegurarse que había fallecido, como era costumbre en las crucifixiones. Los romanos utilizaron otro método para verificar la muerte de Jesús: le atravesaron el costado (Juan 19:32). ¿Por qué Juan hace énfasis en este punto? Porque la escritura estipula que ningún hueso del cordero pascual seria quebrado (Éxodo 12:46)

Sacrificio perfecto

Todas las palabras y eventos del Antiguo Testamento están llenas de gran significado, valor y dignidad en sí mismas. Sin embargo, también eran indicaciones de un pacto mas grande, a una persona que era la Palabra hecha carne, al Cordero que salvó a Israel de una esclavitud más profunda que la del Faraón, a un acontecimiento que sería el culmen de la historia. La Palabra vino como un Cordero sin mancha para ofrecer el sacrificio perfecto de amor que sobrepasaría cualquier maldad humana y por lo tanto eliminaría todo pecado. El Pastor ofreció su sangre por nuestros pecados y su cuerpo como cena Pascual para dar a su rebaño la fortaleza de convertirse en corderos como él y que ofrezcan su vida por la vida del mundo (Romanos 12:2).

Este artículo sobre Juan Bautista señalando a Jesús el cómo Cordero de Dios se ofrece como una reflexión sobre las lecturas para el Segundo Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo A (Isaías 49, Salmo 40, 1 Corintios 1:1-3; Juan 1, 29-34)

Traducción al Español por Miguel Carranza

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