PIDE Y RECIBIRÁS – LA VIUDA Y EL JUEZ INJUSTO

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Jesús dice, «pide y recibirás.» Nos anima a pedir valiente y persistentemente por medio de la historia del juez injusto y la viuda persistente. Sin embargo, si no escuchamos cuando oramos, no sabremos que pedir. Aquí hay algunos concejos para utilizar las oraciones inspiradas, llamadas Salmos, como guías para una oración efectiva.  Pidan y se les dará.

A menudo escucho personas que dicen no querer molestar a Dios con sus insignificantes peticiones y preocupaciones. Después de todo, El tiene cosas más importantes que hacer. Como regir el universo.

PIDE Y RECIBIRÁS

Sin embargo, el Nuevo Testamento nos presenta a un Dios que le encanta escuchar suplicas. A menudo, Jesús no solo nos apremia a pedir lo que necesitamos (“Pidan y se les dará”, Lucas 9:11), sino que también alaba a las personas como Bartimeo, quien hace sus peticiones en voz alta y de la manera más molesta (Marcos, 10:46-52). Y sobre todo, Jesús cuenta historias en las que aparecen personas inoportunas y persistentes a la hora de molestar a sus vecinos en medio de la noche (Lucas 11:5-8). Mi historia favorita de todas, es la del evangelio de este domingo sobre la persistente viuda quien no dejó descansar al juez hasta que obtener una respuesta a su petición (Lucas 18:1-8).

El Juez Injusto Y La Viuda

El juez injusto solo quería que la anciana lo dejara en paz. Por el contrario, Dios quiere que no lo dejemos tranquilo y que lo importunemos con nuestras oraciones. ¿Por qué? Tal vez porque prefiere que le pidamos ayuda a el en lugar de a los ídolos de esta época. Tal vez porque sabe que el pedirle ayuda alimenta la virtud de la humildad en nosotros puesto que al orar admitimos que no tenemos el control total del universo y que necesitamos su ayuda. Tal vez porque es un padre amoroso y le gusta pasar tiempo con nosotros, aun cuando solo vengamos a pedirle que abra su billetera.

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Cuando era un adolescente, pensaba que se oraba solo para pedir cosas. Yo oraba para que Dios no permitiera que mis padres se enteraran de algunas cosas que yo había hecho. Oraba para que la chica más bonita de la clase se fijara en mí. Después de todo, la escritura nos dice que pidamos.

HAY QUE ESCUCHAR AL ORAR

Sin embargo, la Escritura también nos dice qué es lo que debemos pedir. Y ahí está el truco. A menudo nos equivocamos en lo que pedimos, porque no identificamos claramente lo que verdaderamente nos hará felices. Dios nos conoce mejor de lo que nosotros mismos nos conocemos puesto que Él nos creo. Y nos ama más de lo que nosotros nos amamos, por que Él es nuestro Padre.

Así que antes de hablar con Él, lo cual es una de las dimensiones de la oración, hay que escucharle, lo cual es una dimensión aun más grande  de la oración. Se nos dio dos oídos  y una boca por una razón.

Pero, ¿Cómo le escuchamos? Una de las formas más privilegiadas de hacerlo es a través de la Sagradas Escrituras. Estamos seguros que estas palabras proveen de Él, puesto que son inspiradas, insufladas por el Espíritu Santo. Son palabras divinas usando palabras humanas (2 Timoteo 3:16). Esto no quiere decir que el Espíritu Santo se movió alguna vez, guiando a los autores cuando escribieron las palabras hace miles de años. Esto quiere decir que el Espíritu Santo habita en estas palabras como en un Templo y nos hace señales para que nos acerquemos a Él regularmente, a un encuentro que cambiará nuestras vidas. Estas palabras no son simplemente un catalogo de ideas a las que debemos someternos, o de hechos que debamos creer, o de reglas que debamos observar. Por el contrario, su propósito es servir como una comunicación fresca, personal y vigorizante de parte de Dios cada vez que las escuchamos o las leemos. Estas palabras son comida para el alma.

Los Salmos Alimentan La Oración

La mayoría de nosotros no come solo una vez a la semana. Comemos a diario. De hecho, comemos más de una vez al día. Así que deberíamos recoger el mana de la palabra de Dios por lo menos diariamente, tal vez varias veces al día.

¿No tienes mucho tiempo para dedicarte a una oración silenciosa o a una lectura exhaustiva de la Biblia? Bienvenido al club. Probablemente no tengas tiempo para una fiesta de Acción de Gracias todos los días, pero apuesto a que puedes comer algunos bocadillos varias veces al día. Existen  trozos de la escritura del tamaño de “bocadillos”; son los salmos, y han sido el pilar de la oración para el pueblo de Dios por más de 3,000 años.

Dios nos habla a través de los salmos que son su palabra inspirada. Sin embargo, nosotros también podemos usar los salmos para hablarle a Él. Dos pájaros con un mismo tiro. Hay salmos de acción de gracias, de alabanza, de petición, etc. Incluso hay algunos salmos que piden a Dios aplastar a nuestros enemigos. Le hubieran servido mucho a Moisés mientras oraba durante la batalla con Amalec (Éxodo 17:8-13), excepto que no se habían escrito todavía.

Si tienes tiempo para tres tiempos de comida o para tres bocadillos al día, también tienes tiempo por lo menos para tres salmos.

Los Salmos, como la clave para oración inspirada.  Nos enseñan a responder al mandamiento de Jesús sobre pedir para recibir y rezar bien.  Se ofrece como una reflexión sobre las lecturas del décimo séptimo domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo C (Génesis 18:20-32, Salmo 121, Colosenses 2:12-14, Lucas 11:1-13) y también para el vigésimo novena domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo C (Éxodo 17: 8-13, Salmo 121, 2 Timoteo 3:14-4:2, Lucas 18:1-8) que tratan del juez injusto y la viuda persistente.

Traducción al español por Miguel Armando Carranza

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