El Jóven Rico y el Rey Salomón
Tanto el joven rico del evangelio de Marcos como Salomón tuvieron que tomar una decisión muy difícil. ¿Qué desea tu corazón? ¿Riqueza, aventura, sabid...
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La mayoría de las religiones del mundo antiguo eran cultos locales, nacionales. Los egipcios, por ejemplo, adoraban a Isis y Osiris. La ciudad de Atenas fue nombrada en honor a la diosa del mismo nombre. Éfeso era el centro del culto a Artemisa.
Pero cuando la iglesia nació el domingo de Pentecostés fue constituida por gente de todas las naciones que escucharon las buenas nuevas, cada uno en su propio idioma (Hechos 2). El plan de Dios era que toda la humanidad fuera una gran familia. El pecado nos había divido y diseminado por toda la tierra (Gen 12), pero ahora al contrario de lo ocurrido en la historia de la Torre de Babel, la diversidad de lenguas en la raza humana se convierte en símbolo de unidad, no de alienación. Cristo había muerto por todos y envió a sus apóstoles a todas las naciones. Por lo tanto su Iglesia no tenía que ser una secta para unos pocos elegidos sino para hombres de cada “nación, raza pueblo y lengua” (Ap. 7:9). Es por eso que por lo menos desde principios del segundo siglo, la Iglesia fue llamada “católica” de las palabras griegas que significan “de acuerdo a” o “para la universalidad”. La Iglesia Católica pone la “totalidad” del tesoro de Cristo disponible a la “universalidad” de las personas.
Pero, ¿acaso no tenemos responsabilidades especiales para con nuestra familia, comunidad y nación? Absolutamente. No podemos salvar al mundo si nuestras familias o nuestros vecinos están mal. De hecho, todo el que descuida sus responsabilidades familiares “ha renegado de la fe y es peor que un infiel.”(1 Tim 5:8) Y de acuerdo a Santo Tomas de Aquino y otros, tenemos un especial deber patriótico para con nuestra nación que nos ha dado tanto.
Sin embargo, la verdadera caridad católica no puede parar aquí. Las fronteras de nuestros corazones deben extenderse más allá de nuestras familias y nuestras fronteras patrias. Cierto, nuestros corazones no son infinitos como el de Dios. Nuestro tiempo, energía y recursos financieros son limitados. Pero cada persona y familia católica que desea ser digno de ese nombre debe encontrar algún modo regular de extender las obras de misericordia aunque sea de manera modesta.
La cuaresma es un tiempo especial para examinar y extender nuestros corazones, aun mientras nos apretamos los pantalones. El restringirnos algunos de nuestros entretenimientos seculares, nos deja libre algún tiempo para conocer sobre las necesidades internacionales y para orar y trabajar para ayudar a los necesitados. El ayunar de algunas cosas “extra” durante esta temporada, también puede liberar algunos fondos para ayudar a los necesitados del mundo.
No tenemos que ver lejos para darnos cuenta de estas necesidades. Los noticieros y el internet traen los sectores necesitados del mundo a nuestras salas. Las crisis financieras dejan a miles de personas sin trabajo. Las secuelas de las dictaduras y las guerras en Irak, Afganistán y Sudan requieren de atención inmediata. La epidemia del SIDA en África ha dado muerte no solo a muchos adultos si no también a millones de niños inocentes. Probablemente China se esté moviendo hacia el capitalismo, pero todavía dista mucho de una democracia: Hay aproximadamente 1 millón de chinos trabajando en condiciones de esclavitud, muchos de ellos son católicos y protestantes culpables de adorar a Dios en una iglesia no aprobada por el estado. En algunos países musulmanes, el gobierno se hace el desentendido cuando la turba musulmana agrede iglesias y aterroriza a las minorías cristianas.
Así que ¿Que podemos hacer al respecto?
Orar. La intercesión es una de las obras espirituales de misericordia. El patrón de nuestras oraciones personales y familiares es establecido por la liturgia de la Iglesia. Notemos que la oración de los fieles es llamada también “Oración Universal” puesto que presentan las necesidades de la Iglesia y la humanidad a Dios nuestro Padre. Ora diariamente por las intensiones del Santo Padre, las cuales son universales, y también por las necesidades fuera de las fronteras de tu tierra.
Ayuda a los cristianos perseguidos. Alrededor del mundo, muchos cristianos aun son perseguidos e incluso martirizados diariamente a causa de su fe. Puesto que usualmente los medios seculares son ignorantes sobre lo que realmente ocurre en estas situaciones, tenemos que esforzarnos un poco para averiguar lo que verdaderamente está pasando. “La voz de los mártires” (http://www.persecution.com/) y “La campaña de Jubileo” (http://www.jubileecampaign.org/) son dos grandes organizaciones que proveen esta información, recogen fondos para las familias de los que están en prisión y organizan campañas públicas que pueden ser muy efectivas en obtener la liberación o mejorar el trato de los prisioneros cristianos. Algunas veces, estas organizaciones incluso proveen direcciones de cristianos que están presos para que podamos enviarles cartas de apoyo. El escribir cartas a nuestros hermanos privados de libertad es un buen proyecto familiar y para las escuelas católicas.
Alimenta al pobre Parte del dinero que ahorramos en nuestros sacrificios cuaresmales puede enviarse a una organización católica o secular que provea comida, ropa, refugio y oportunidades de empleo a los pobres en países del tercer mundo. Entre mis favoritos están los “Servicios de ayuda católicos” (http://www.catholicrelief.org/) y “Comida para los Pobres” http://www.foodforthepoor.org/
Ayuda a los misioneros Billones de personas en este planeta nunca han oído el evangelio de de nuestro señor Jesucristo. Muchos concluyen erróneamente que puesto que el Concilio Vaticano Segundo enseña que la salvación es posible para aquellos que no conocen el evangelio, las misiones al extranjero no son necesarias. Por el contrario, este Concilio dijo que el trabajo misionero es más urgente hoy que nunca. Después del Concilio Vaticano Segundo, el papa Pablo VI escribió una conmovedora encíclica sobre la evangelización en el mundo moderno enfatizando una vez más la necesidad de predicar el evangelio a todas las naciones. Los misioneros necesitan nuestras oraciones y nuestro apoyo económico. Un buen lugar para buscar formas de ayudar las misiones es:http://www.onefamilyinmission.org/
Hazlo personal Cuando iniciamos nuestra familia hace mas de 20 años, mi esposa y yo queríamos ayudar de forma que nos permitiera crear un lazo especial entre nuestra familia y alguien necesitado en el mundo. Así que decidimos patrocinar a un niño en Chile a través de una organización católica llamada “Fundación Cristiana para niños y adultos” http://www.cfcausa.org/. Regularmente recibimos cartas y fotografías de nuestro patrocinado, quien ahora es un adolecente. Nuestros hijos pueden leer sus cartas y responderle. Nuestra modesta contribución mensual y nuestros ocasionales obsequios navideños y de cumpleaños tienen más poder adquisitivo en Chile y proveen de una educación Católica además de comida y abrigo a este joven. Para nosotros ha significado mucho el ver el tremendo impacto que podemos hacer en la vida de una persona.
Recibe a los inmigrantes En el Antiguo Testamento, el Señor Dios de Israel tenía un vínculo especial con aquellos en la sociedad israelita que no tenían nadie que les ayudara – la viuda, el huérfano y el forastero. Alguna vez los israelitas fueron forasteros en una tierra extranjera, lejos de su casa y sus familias, y por lo tanto se les mandaba cuidar especialmente de los inmigrantes en medio de ellos. Siempre hubo una tendencia a olvidar el estatus de inmigrantes de sus predecesores y volverse indiferentes y hasta hostiles para con nuevos grupos inmigrantes. Esto sucedió en el antiguo Israel y sucede actualmente en Estados Unidos. Podemos demostrar nuestra autentica caridad católica en nuestra propias comunidades al dar la bienvenida a familias que migran a nuestra zona provenientes de otras naciones y culturas y acordándonos de sus necesidades al ir a las urna de votación.
Ciertamente, algunas veces nosotros también luchamos por lograr cumplir con nuestras obligaciones económicas, pero debemos recordar que en comparación a la mayoría del mundo, aun los pobres entre nosotros son ricos. El sueldo mínimo diario de los trabajadores en Estados Unidos es mayor que el promedio de ingreso mensual de un trabajador en Haití.
A los que más se les ha dado, mas se les exigirá. Si bien es cierto que ninguno de nosotros puede aliviar por si solo el sufrimiento mundial, ciertamente cada uno de nosotros puede hacer algo al respecto. La cuaresma es una época para hacer una pausa y preguntarnos como podemos extender el alcance de nuestro amor aun dentro de nuestras limitantes.
Para descargar e imprimir “Autentica misericordia Catolica», Haga “click” aquí!
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