Milagros de Jesús – El sordomudo y la compasión

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«¡Effatá!» Los milagros de Jesús, particularmente la sanación del sordomudo en el evangelio de San Marcos, hacen que surja la pregunta, ¿Jesús realmente obró milagros? y si este fue el caso, ¿cuál fue su motivación, compasión o glorificación?

Existen pocas dudas, aun en la mente de los historiadores agnósticos, que Jesús realmente obró milagros. Después de todo, los disturbios ocasionados por algunas de sus sorprendentes obras fueron parcialmente responsables de su ejecución. Sanó enfermos en sábado, rompiendo la norma rabínica que condena trabajar en el día de descanso. Causó mucha conmoción al resucitar a Lázaro en las afueras de Jerusalén. Algo que incomodó a los sumos sacerdotes por estar tan cerca de ellos.

Milagros – ¿Glorificación o Misericordia?

Sin embargo, la pregunta es ¿Por qué obrar milagros? ¿Realmente le importaban estas personas que alimentaba, sanaba y exorcizaba? ¿O simplemente estaba tratando de enviar un mensaje?

El evangelio de este domingo nos ayuda a responder esta pregunta – revela que estos milagros fueron verdaderamente milagros de misericordia.

Effatá

Mientras viaja, Jesús se encuentra con un sordomudo. No hace un espectáculo. No hace una aparición espectacular. No hay fanfarria. De hecho, Jesús lo aparta de la multitud para estar a solas con él. Una vez que el sordomudo es sanado, Jesús le ordena que no lo comente a nadie. Sin embargo, el hombre está demasiado emocionado para guardarse las buenas noticias para sí mismo. La situación deja en claro que el compromiso inquebrantable de Jesús es aliviar el sufrimiento sin importar donde se encuentre, por su sincera compasión por los afligidos.

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Varios motivos del Espíritu

A menudo, los seres humanos tienen diferentes motivaciones para realizar la misma acción. ¿Por qué habría de ser diferente para el Espíritu Santo?

Los milagros de Jesús no solo revelan su compasión, sino también su identidad secreta. Tú y yo podemos encontrarnos con un sordo mudo y sentir lástima frente a su sufrimiento. Y aunque el poder de devolverles el habla y la audición este fuera de nuestro alcance, no está más allá del alcance de Jesús. El Espíritu Santo que inspiró las palabras del Antiguo Testamento guio al Hijo de Dios específicamente hasta este hombre, en parte porque su sanación realizaría las palabras del profeta Isaías…que Dios mismos vendría a salvar a su pueblo, abriendo los oídos del sordo y la boca del mudo.

Los milagros de Jesús son llamados “signos” en el evangelio de San Juan porque señalan hacia una realidad superior, al plan de salvación que se extiende desde Génesis hasta el Apocalipsis y al Salvador que es el punto focal de todo el plan.

Sordomudo de Decápolis

Hay algo más en esta historia que fácilmente puede pasarse por alto. Jesús comienza su jornada en la región de Sidón y llega a Decápolis, en la orilla occidental del Jordán, donde se encuentra con el sordomudo. Estas regiones tienen algo en común: ambas son territorios paganos. Si, Jesús ha venido principalmente por las ovejas perdidas de Israel, pero su compasión no conoce fronteras. Su amor milagroso transforma también las vidas de los piadosos y los marginados – recolectores de impuesto, samaritanos, gentiles y ¡hasta los repudiados romanos!

Santiago nos llama a seguir el ejemplo de Jesús. El prejuicio que nos hace dar un trato preferencial a la “gente bonita” – a los populares, los pudientes y los atractivos – podría parecer natural para los que estamos heridos por el pecado original. Pero aquellos que hemos aceptado el regalo sanador de la gracia a través de la fe en el Señor Jesús debemos renunciar a ese prejuicio.

forasteros encuentra un hogar en una iglesia universal

En el cuerpo de Cristo, si hay algún tratamiento preferencial es para aquellos que más lo necesitan, aun si hablan otro idioma o vienen de otro país. De hecho, la unidad y la hermandad de los diferentes grupos étnicos, tipos de personalidad y grupos socioeconómicos en la Iglesia son un signo de que no es una secta hecha por el hombre o que dependa exclusivamente de fuerzas humanas para mantenerse unida. Esta es una comunidad cuya unidad se debe al poder divino, al poder del Espíritu Santo. No es un club espiritual para los que se visten de forma similar. Al contrario, está compuesta de personas de toda tribu, lengua, raza, ocupación y estilo de vida. Es la familia universal de Dios, la Iglesia Católica.

Este artículo sobre la compasión y los milagros de Jesús, particularmente la sanación del sordomudo con la orden «Effatá». Es una reflexión sobre las lecturas para el Vigésimo Tercer Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo Litúrgico B (Isaías 35: 4-7; Salmo 146; Santiago 2:1-5; Marcos 7:31-37).

Traducción al Español por Miguel Carranza

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