El Adviento nos invita a despertar – ¡El que parpadea, pierde!

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Durante la época en que las fiestas y los villancicos adormecen nuestros sentidos espirituales, el mensaje de Adviento nos apremia a despertar, a estar alertas y vigilantes. Nuestra sociedad está dormida espiritualmente. Aquí se presentan algunas ideas para despertarnos, a nuestras familias y a nuestros vecinos para prepararnos a la época navideña.

¿Alguna vez has tenido uno de esos días en que desearías que Dios apareciera y con solo un chasquido de sus dedos te hiciera un milagro? El pueblo de Israel experimentó días como estos durante 500 años, sufriendo bajo la opresión de un tirano tras otro.  El Libro de Isaías expresa estos sentimientos: “¡Ah sí rompieses los cielos y descendieses – ante tu faz los montes se derretirían!” (Isaías 63:19)

El problema fue que Dios si contestó sus oraciones. Se presentó en Persona, obrando milagros más allá de las expectativas de todos. Sin embargo, no pudieron reconocerlo. De hecho, lo crucificaron.

Dormidos

¿Cómo pudo suceder esto? De acuerdo al análisis de Jesús, ellos se durmieron en el trabajo (Marcos 13:33-37). Ciertamente se ocuparon de muchas actividades, incluyendo prácticas piadosas. Sin embargo, el movimiento constante puede arrullarte hasta dormir, como un bebé que da un paseo largo en automóvil.

Dormido quiere decir inconsciente, descuidado, letárgico. “No hay quien invoque tu nombre, quien se despierte para asirse a ti“(Isaías 64:50). Las palabras bonitas no son suficientes. Convertir a Dios en parte manejable de nuestras vidas no es suficiente. El exige ser adorado, lo cual implica que Él debe estar al centro de nuestras vidas, ser prioridad principal de nuestra lista. No es suficiente creer que El existe, debemos seguirle a Él y cumplir su voluntad para nuestras vidas.

El prometió regresar. Pero esta vez no será de forma secreta. No usará ropa sencilla, sino una vestimenta de juez. El adviento es principalmente una época para recordar que Él va a regresar y que debemos estar mejor preparados para su segunda venida de lo que los israelitas estaban para su primera venida.

Estupor de compras

¿Qué ha hecho nuestra sociedad con el Adviento? Lo ha reducido a unos días de compras antes de la Navidad. Como si no estuviéramos ya lo suficientemente distraídos de las cosas de Dios, ahora es tiempo de ahogar completamente esa pequeña y apacible voz con el “fa-la-la-la-la”  de los villancicos navideños. Entre la locura de los centros comerciales y las fiestas de la oficina, es fácil quedar anestesiado, adormecido a la verdadera razón de ser de la temporada.

Alguna vez has escuchado la broma sobre el joven sacerdote que llega de prisa a la oficina del párroco y dice “El Señor ha sido visto caminando por los pasillos de la Iglesia. ¿Qué hacemos?” El párroco lo observa alarmado y le dice “¡Por el amor de Dios, Padre, finja estar ocupado! ¡Finja estar ocupado!”

Jesús, en el evangelio de San Marcos, aclara que las cosas no serán agradables si el viene y nos encuentra espiritualmente dormidos. No es cuestión de simplemente estar ocupados, sino estar ocupados en las cosas correctas, ocupados buscando a Dios y cumpliendo su voluntad.

Preparándose para las festividades

Los puritanos reconocieron las formas en que la alegría de las festividades distraía a la gente del verdadero significado del nacimiento de Cristo. Su solución fue prohibir completamente la festividad y las celebraciones relacionadas a ellas.

La estrategia católica no es prohibir si no usar. En la preocupación por comprar regalos para todos nuestros seres queridos, ¿nos acordamos que Él nos ha conferido un gran número de regalos espirituales (1 Cor. 1:3-9) diseñados para prepáranos para su venida? Estan los regalos de los sacramentos, el tesoro de la oración y la espiritualidad, la rica herencia de los héroes y santos, los carismas y dones del Espíritu Santo.

¿No serial grandioso si la lista de Navidad de este año estuviera llena de regalos que ayudaran a la gente a desempacar los regalos espirituales que Dios les ha concedido? ¿Y qué tal si nos disciplinamos para anteponer cada visita al centro comercial con una visita al Santísimo Sacramento?  Y talvez mientras preparamos las decoraciones navideñas, podamos dedicar al menos la misma atención para revestirnos con las virtudes que le agradan a El, aún más que el acebo y el musgo.

Esta publicación sobre estar alerta, despiertos y vigilantes en lugar de dormidos, pretende ayudarnos a encontrar una forma más apropiada para prepararnos a las festividades. Se ofrece como una reflexión sobre las lecturas para el Primer Domingo de Adviento, Ciclo B (Isaías 63:16-19, 64:2-7; Salmo 80; I Corintios 1:3-9; Marcos 13:33-37)

Traducción al español por Miguel Carranza

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