ACCION DE GRACIAS Y LA EUCARISTIA

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Antes que el “Acción de Gracias” fuese un feriado estadounidense, era una celebración distintiva de la tradición judeo-cristiana. Todos los pueblos de la antigüedad daban gracias por la creación; únicamente los judíos y los cristianos creían que Dios había actuado decididamente en la historia para asegurar nuestra liberación de la esclavitud. Eucaristía simplemente significa “dar gracias – y es el máximo acto de adoración y agradecimiento por el sacrificio que nos ganó la liberación definitiva.

Para los estadounidenses, “acción de gracias” evoca imágenes de pavo y salsa de arándanos, desfiles y juegos deportivos. Estas son “tradiciones” que han marcan un acontecimiento que fue instituido a perpetuidad en la vida estadounidense por el presidente Abraham Lincoln.

Pero ¿por qué proclamó Abraham Lincoln el último Jueves de Noviembre como un feriado nacional?  Porque para él tenía claro que las bendiciones como el alimento, la tierra, la familia y la libertad de la que disfrutan los estadounidenses son regalos del Creador. Sin embargo, Lincoln se dio cuenta que los norteamericanos habían olvidado esto. Se necesitaba un día especial para que olvidásemos nuestras diferencias y recordásemos nuestras bendiciones. Y al recordar, fluye naturalmente el dar gracias a la Fuente de esas bendiciones.

Agradecimiento por la creación

Los israelitas también tenían una fiesta anual de Acción de Gracias. Realmente era una combinación de dos fiestas, la Pascua y los Panes Ácimos, y ocurría a inicios de la primavera. Es cuando el primer cultivo de cebada comenzaba a cosecharse y las ovejas daban a luz a sus corderitos. Los cananeos paganos ya celebraban la fiesta de los Panes Ácimos para agradecer a los dioses por la cosecha y ofrecerles los primeros frutos como sacrificio de gratitud. Los beduinos paganos, deambulando con sus ganados, celebraban los regalos de la primavera sacrificando algunos novillos a los dioses como gratitud por el regalo de la fertilidad.

Los antiguos no necesitaron de una revelación divina para reconocer que las fuerzas divinas crearon el mundo y todas sus creaturas. Fue simple sentido común. Reconocer que tenemos una deuda de gratitud a estas divinidades era simple y sencillamente justo.

Agradecimiento por la liberación

Sin embargo, para el pueblo judío la pascua no solo era para dar gracias por la bendición de la creación. Para ellos, Dios no era solamente el autor de la naturaleza, con sus ciclos y estaciones. Dios era también el amo de la historia. Entre todos los pueblos antiguos, solo los judíos creyeron que Dios entró en la historia humana, manifestó su amor y poder actuando decididamente para salvar a su pueblo elegido. Así que mientras los paganos agradecían cada primavera a sus dioses por la bendición del alimento y la fertilidad, los israelitas agradecían al Señor por el alimento, pero aún más por la liberación. Recordaban que no solo la creación proviene de Él, sino también la salvación de la esclavitud. Este memorial ocurre cada año de forma solemne durante una cena pascual especial que es el clímax del año judío.

La noche antes de su muerte, Jesús celebro este solemne memorial dándole un significado aún más profundo. La liberación de la opresión del faraón ciertamente merecía celebrarse. Pero había una esclavitud más cruel que un cambio de régimen o de geografía no podía alterar. Esta esclavitud a Satanás se mantiene mediante las cadenas del pecado. De la misma forma en que actuó a través de Moisés para liberar a su pueblo del faraón, Dios iba actuar decididamente para liberar a su pueblo de esta antigua maldición, actuando personalmente, no a través de intermediarios.

la eucaristía como auto-donación

esta liberación tendría un precio. Solamente podría obtenerse si Dios además de su bendición, se donaba a sí mismo. Para ello, Dios se hizo hombre, capaz de ofrecer el sacrificio supremo. Y antes de realizarlo con hechos, lo hizo sacramentalmente ofreciéndose bajo las formas del pan y el vino. Antes de entregarse como víctima en manos de los romanos, se entregó en nuestras manos para ser nuestro alimento.

Ya que su objetivo no era solo abrir el camino para el gozo eterno en el cielo, si no también derramar el bálsamo de Gilead en nuestras heridas y comenzar la sanación desde ya. La mordida de la serpiente había inyectado veneno. Su cuerpo y sangre serian el antídoto, la “medicina de la inmortalidad” en palabras de San Agustín.

Amor derramado como sangre

La sangre lleva alimento y vida a cada célula de nuestros cuerpos. también limpia las impurezas de nuestro sistema. La eucaristía nos ofrece una transfusión – ponemos a un lado nuestra vida anterior y recibimos su vida nueva. Su divina vitalidad para nuestro cansada y toxica sangre. Antiguamente, la vida de una cosa estaba en su sangre, se derramaba en los altares y no podía ser consumida ya que solo pertenecía a Dios. Pero ahora Dios es quien derrama su propia sangre en el altar de la cruz y nos la da a beber, para transformar nuestras vidas.

“Hagan esto en memoria mía”. Se nos ordena recordar el acto supremo de amor de Cristo que dio todo por nuestra libertad. Así que naturalmente el banquete que conmemora ese sacrificio se llama Eucaristía, o “Acción de gracias”. El sacerdote hace la oración central de la celebración con estas palabras: “demos gracias al Señor Nuestro Dios”, y nosotros respondemos “es justo y necesario”.

Acción de gracias personalizada

Durante la oración eucarística, siempre agradezco en silencio por todas las bendiciones que recibo personalmente. Pienso en las bendiciones materiales, como mi hogar y mi trabajo, el alimento sobre mi mesa y la salud de mi familia. También agradezco a Dios por mi historia de salvación especialmente por sacarme del peligro cuando era adolescente. Agradezco a Dios por unirme a una mujer que también lo ama y me ama a mí, por mantenernos fieles a Él y el uno al otro durante todos estos años. Le agradezco por la historia de salvación de nuestra familia.

Si aún no te has hecho el habito de agregar tus agradecimientos a los de la Oración Eucarística de tu sacerdote, inténtalo en la próxima Eucaristía. Es una forma apropiada de participar en esa parte de la liturgia.

Eucaristia y sacrificio

Sin embargo, la verdadera acción de gracias no solo implica palabras y gestos cálidos. La gratitud por un regalo implica ofrecer algo a cambio. Él nos entregó todo su ser – cuerpo, sangre, alma y divinidad. La única respuesta adecuada sería ofrecernos nosotros mismos. Observemos que pablo dice en su epístola a los Romanos “»Os exhorto, pues, hermanos, por la misericordia de Dios, que ofrezcáis vuestros cuerpos como una víctima viva, santa, agradable a Dios: tal será vuestro culto espiritual.» (Romanos 12:1)

El agradecimiento no puede separarse del sacrificio. La misa es una celebración de su amor la libertad que nos ganó a través de su sacrificio. A través de ese sacrificio, el amor de Dios se derrama en nuestros corazones y nos hace capaces de amar como el ama. En el poder de ese amor, nos ofrecemos a él para entrar en ese sacrificio que celebramos. La verdadera acción de gracias implica entregarse. Eso es lo que significa Eucaristía.

Traducción al Español por Miguel Carranza

 

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