El significado más profundo de la navidad

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Todos conocemos los elementos de la historia de Navidad: el censo de Cesar y Herodes, los pastores y los reyes magos, el burro y el buey, el pesebre y los pañales, un establo y falta de cuartos en las posadas, Belén y el Príncipe de Paz. Sin embargo, detrás de esta gente, lugares y cosas, hay un significado más profundo que a menudo pasa desapercibido.

En los días de Cesar Augusto, tras siglos de conflictos, finalmente se  estableció una era de paz en el mundo civilizado. Sin embargo, esta paz fue forjada a través de la ambición de los emperadores, con el filo de las espadas de sus ejércitos.

César, Reyes y un pesebre

A la provincia romana de Judea, llegaron unos misteriosos dignatarios de Oriente con cuentos sobre una estrella que señalaba el nacimiento de un gran Rey. Ni Cesar ni Herodes tolerarían la competencia. Así que ordenaron el asesinato de todos los niños en la región para asegurarse que cualquier usurpador fuera eliminado. Los asesinos fallaron, pero solo por un tiempo. Ya que el real niño yacía en un pesebre, y la madera del pesebre prefigura la madera de la cruz.

César y Herodes estaban destinados a no comprender a este Rey. Llegaron hasta la cumbre del poder atropellando a cualquiera que se interpusiera en su camino. Jesús, en cambio, se vació a sí mismo y se sumergió hasta llegar a las profundidades, descendiendo desde la gloria del cielo hasta la miseria de un establo. Los faraones y los césares se esforzaron por alcanzar la inmortalidad, pero el que era inmortal por naturaleza abrazó la mortalidad. Los grandes de este mundo aprovecharon cada oportunidad para exaltarse a sí mismos. Él se humilló así mismo en el mismo acto de nacer.

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el burro, el buey y los pañales

Hubiéramos imaginado que para su aparición elegiría Roma o Atenas. Sin embargo, eligió un oscuro y desértico pueblo en una polvorienta provincia. Aun en este humilde lugar, ni los mesones de mala muerte tuvieron espacio para albergarlo. Así que tuvieron que recurrir a una cueva, donde solo los animales le dieron la bienvenida. Isaías lo dijo bien: “el buey conoce a su dueño y un burro el pesebre de su amo, pero Israel no conoce, mi pueblo no ha entendido.”(Isaías 1:2)

Todo fue en cumplimiento de las Escrituras. Nació en Belén, un pueblo cuyo nombre significa “casa de pan”. Aunque su cuna fue un pesebre – un comedero para animales – ellos no entendieron que Él era el Pan de Vida. Al igual que Salomón, fue envuelto en pañales (Sabiduría 7:4-5), pero no reconocieron que era el nuevo Rey, la encarnación de la sabiduría divina.

Pastores y magos

Los únicos que lo reconocieron fueron unos pastores, los más humildes de la sociedad, y los Magos, los más sabios. Como la mayoría de israelitas, al igual que nosotros, no eran ni muy humildes ni muy sabios, no lo entendieron. Especialmente, no entendieron que uno de los regalos que recibió, el incienso, se usaba para adorar a los dioses. Este niño no solo era un rey, un sabio, el mesías y el salvador, también era Dios encarnado.

¿Cómo hubieran imaginado esto los judíos? Dios es infinito, invulnerable y omnipotente. ¿Qué puede ser más vulnerable, más frágil y más indefenso que un bebé? ¿Acaso puede el eterno nacer en el tiempo? ¿Puede un niño  de pecho, incapaz de hablar, ser la Palabra Divina? ¿Puede una simple adolescente ser la Madre de Dios?

También para los paganos fue algo difícil de creer. Sus filósofos enseñaban que Dios es espíritu y que el cuerpo es una prisión. La salvación implica liberación de los confines del cuerpo físico. Así que la noción que un divino salvador se encarnara simplemente no tenía sentido.

Algunas veces el amor hace cosas extrañas. Toma grandes riesgos y va a extremos que muchos llamarían una tontería. En esa primera Navidad, la estupidez de Dios fue más sabia que los hombres y su debilidad fue más fuerte que los hombres. Los tomó a todos por sorpresa.

Principe de Paz

Sin embargo, todo esto era parte de la estrategia divina. El elemento sorpresa es crucial en la guerra y la navidad fue un acto de guerra. De hecho fue el día “D”, el día de liberación. La preparación había tomado siglos, pero este era el momento para que el Conquistador desembarcara en el territorio ocupado por el enemigo. El vino en humildad y terminaría la conquista treinta años más tarde mediante el más grande acto de humildad que el mundo jamás conoció.

“Paz en la tierra a los hombres de buena voluntad”. La verdadera paz no se puede forjarse con acero, si no con amor. El verdadero Príncipe de Paz es el humilde bebé en el pesebre, no el César en su carruaje.

Esta publicación sobre el Significado más profundo de la Navidad se centra en el nacimiento del verdadero Príncipe de Paz y el significado de todos los elementos en la Historia de Navidad, incluyendo el pesebre, el buey, el burro y los pañales. Se ofrece como una reflexión sobre las lecturas bíblicas para varias Misas en la Fiesta de la Natividad de Jesucristo, el 25 de Diciembre, incluyendo Lucas 2:1-20.

Traducción al Español por Miguel Carranza.

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