ACCION DE GRACIAS Y LA EUCARISTIA
Antes que el “Acción de Gracias” fuese un feriado estadounidense, era una celebración distintiva de la tradición judeo-cristiana. Todos los pueblos de...
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No se trata solo de salvarse, si no de salvar también a otros. A compatir la Buena Nueva de Jesús se le llama evangelismo o evangelizar, y el participar de esta misión apostólica es una responsabilidad de todo cristiano
La Biblia no es solo para las iglesias y las sinagogas. Algunas partes de la Biblia son leídas en las clases de literatura, incluso en las universidades seculares. Invariablemente, si revisamos el programa de esos cursos, encontraremos el libro de Job.
No es difícil ver por qué. El libro de Job claramente expresa lo que todos los seres humanos experimentamos en una u otra ocasión – la sensación de que la vida es una carga, que la rutina diaria es monótona, que nuestro sufrimiento no tiene sentido, que no hay mucha esperanza para nuestro futuro (Job 7:1-7).
La situación es difícil en todas partes, tanto en nuestro tiempo como en el tiempo de Job, y en el de Pedro. Todo se trata sobre ganarse la vida y criar una familia con impuestos, el gobierno, la enfermedad y las tragedias inesperadas mordiendo nuestros talones.
El Evangelio (Marcos 1:29-39) nos muestra un mundo como este que repentinamente es puesto de cabeza por alguien que rompe todos los esquemas. Los demonios que normalmente inspiran terror, ahora huyen aterrorizados. Las fiebres cesan. Las enfermedades incurables seden. En lugar de hablar sobre la carga de la Ley con sus innumerables regulaciones, se anuncia la Buena Nueva que da nueva esperanza al pueblo.
La Buena Nueva es que Dios está en movimiento y que es Él, no el Emperador o el Príncipe de las Tinieblas, quien reina y Él no es un amo de esclavos si no un Padre. El responsable de toda la conmoción casualmente es alguien que se ve como nosotros, y verdaderamente es uno de nosotros, pero hace cosas que solo Dios puede hacer. Mientras habla, comienzan a sentir que el mundo tiene sentido, que vale la pena vivir la vida. Quieren estar con Él, escuchar sus electrizantes palabras y presencia sus sorprendentes obras. Así que no lo dejan en paz. Las multitudes se reúnen fuera de la casa de un humilde lugar donde se Él se aloja.
Lo que sucede a continuación nos enseña una gran lección. Conociendo su necesidad por comunicarse con su Padre Celestial, se levanta temprano para buscar la soledad y pasar algunos momentos orando.
Pero ellos lo necesitan. Así que envían a los apóstoles a buscarlo. Cuando lo encuentra, Él no se molesta. É no protesta por ser su día libre, tampoco les dice que vuelvan mañana o la próxima semana. Él ha venido a traer la Buena Nueva, a traer luz aquellos que se encuentran en las tinieblas, sanidad a los que sufren. Muchos estan desesperados, así que su misión es urgente. Se levanta pero no regresa a Cafarnaúm. En lugar de eso, se va a otros pueblos. Aquellos que deseen disfrutar de su emocionante compañía deben unirse a su misión.
San Pablo tiene el mismo sentido de urgencia que su maestro (1 Corintios 9:16-19). El esta consiente que se le confiado una tremenda responsabilidad. Para Pablo, compartir el evangelio no es opcional. Él debe regalar a otros lo que ha recibido como un regalo, el regalo más precioso que podamos imaginar, Y no solo con aquellos que le caen bien, o con aquellos con quienes comparte un lazo natural. No solo debe hacerlo cuando tenga ganas ni cuando le sea mas conveniente.
No, él debe esforzarse. Debe buscar puntos en común con todos – judíos, griegos, débiles, fuertes, educados, no educados – para comunicarles el evangelio de forma que puedan entenderlo. Y la misión lo llevo a cubrir más territorio del que cubrió su maestro – ¡no solo Judea y Galilea, sino lo que ahora se conoce como Turquía, Grecia e Italia!
No todos estan llamados a ser predicadores itinerantes como nuestro Señor o como San Pablo. Sin embargo, la Iglesia enseña inequívocamente que pertenecer a la Iglesia que es Una, Santa, Católica y Apostólica no solo se trata sobre salvarse y disfrutar de la compañía de Dios. Hay un mundo sufriente allá afuera que desesperadamente necesita la verdad salvadora y el toque sanador de Jesús. ¡Recordemos que inmediatamente después de ser sanada, la suegra de Pedro comienza a trabajar! El bautismo se completa con la confirmación, una unción para servir. No se puede ser un miembro completo de la Iglesia apostólica sin participar de su misión apostólica.
Esta publicación se ofrece como una reflexión sobre las lecturas para el Quinto Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo B (Job 7:1-4, 6-7; Salmo 147, I Corintios 9:16-19; Marcos 1:29-39).
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