Sal de la tierra, luz del mundo

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Ustedes son la sal de la tierra y la luz del mundo, proclama Jesús en el Sermón de la Montaña. Esto parece indicar que existe un papel esencial para la pasión, la emoción y el fervor en la vida cristiana.

Durante mi adolescencia, en una de las regiones más católicas de Estados Unidos, nunca consideré abandonar mi fe. Sin embargo, tampoco consideré apasionarme por ella. ¿Por qué habría de hacerlo? Nadie más en mi parroquia parecía estar emocionado. Los adolescentes en la parroquia enloquecíamos con los conciertos de rock y los adultos se emocionaban con la Fiesta de Año Nuevo y los torneos deportivos.

Sin embargo, al observar a esas mismas personas durante la misa dominical observaba un mar de rostros sin emoción. Asumí entonces que ser católico consistía en negarme un poco de diversión ahora para que no me sucediera nada malo después (es decir, ir al infierno). Por otra parte, tampoco quería tener una vida aburrida, así que daba el debido respeto semanalmente asistiendo a la iglesia y trataba de evitar pecar gravemente mientras salía a divertirme.

Sal de la tierra

Cualquiera hubiese pensado que una de las bienaventuranzas era “dichosos los aburridos”. Sin embargo, Jesús nos dice en el Sermón de la Montaña “Ustedes son la sal de la tierra” (Mateo 5:13). La sal sazona, no es sosa. La sal tiene la virtud de darle sabor a las comidas insípidas y de preservar algunos alimentos. La sal era de tanto valor en la antigüedad que a menudo era utilizada para pagar a los soldados su sueldo. De hecho, la palabra latina para “sal” es el origen de la palabra “salario”. De ahí la expresión “vale su peso en sal”.

Jesús aclara que no quiere sal que no tiene sabor. Ese tipo de sal solo es buena para el basurero. Lo cual me recuerda lo que le dice a otro grupo de cristianos menos impresionantes: Porque no eran ni calientes ni fríos si no tibios, los vomitaré de mi boca (Apocalipsis 3:15-16) En otras palabras, los cristianos tibios enferman al Señor.

Luz del mundo – fuego  & pasión

Esto no quiere decir que hay que ser extrovertido, entretenido o un lector brillante para ser un cristiano exitoso. No se trata de personalidad….se trata del corazón. Se trata de llevar la vida cristiana con pasión en lugar de aburrimiento. Después de todo, el día de pentecostés, Jesús no hizo no hizo llover bebidas energéticas desde el cielo, si no fuego. En presencia del fuego, la gente no se arrastra deprimida sino que se mueve y se mueve rápidamente.

No podemos ser luz del mundo a menos que estemos “prendidos”. La vida cristiana no puede llevarse en piloto automático o de forma mecánica. Ese tipo de existencia no es vivir, si no sobrevivir. De esa forma no atraeremos a nadie a Cristo ni a la Iglesia Católica.

Así que , ¿cómo pasé de ser un católico tibio a un adolescente“prendido” y “sazonado”?

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De tibios a emocionados

Fue muy sencillo. Una amiga experimentó un cambio. Se metía en muchos problemas, pero observé un cambio en su estilo de vida y en su semblante. Al comentarme lo que Jesús significaba para ella, había una paz y una tranquilidad en su expresión y una pasión silenciosa en sus palabras. El brillo de su semblante me llamó la atención. Sus palabras “sazonadas” me intrigaron y me llevaron a un grupo católico de renovación en una parroquia cercana donde vi muchas vidas cambiadas y muchos rostros radiantes. Así que me les uní en busca de una vida de oración, evangelización y servicio a los indigentes de la ciudad ( Isaías 58:7-10). Ellos hicieron su trabajo de ser sal y luz.

Y tú, ¿estás haciendo tu parte? ¿Eres caliente o tibio? ¿Tu vida espiritual es vibrante o en estado de coma? Aquí hay unas preguntas para ti. Se honesto. ¿Te emociona orar o es una tarea más que debes hacer? Cuando tienes un poco de tiempo y dinero de sobra, ¿Cuánto inviertes en tu crecimiento espiritual o en servicio apostólico? ¿Estás demasiado ocupado para confesarte regularmente, asistir a misiones de tu parroquia o involucrarte para ayudar al necesitado? Y finalmente, si fuera crimen ser cristiano, ¿habría suficiente evidencia para inculparte?

En el Sermón de la Montaña, Jesús describe a los discípulos como sal de la tierra y luz del mundo. Esta publicación es una reflexión sobre las lecturas para el Quinto Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo A (Isaías 58:7-10; Salmo 112; I Corintios 2:1-5; Mateo 5:13-16) Se reproduce aquí con el permiso del autor.

Traducción al Español por Miguel Carranza

 

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