Tentación de Jesús en el desierto – Primer domingo de cuaresma

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La Tentación de Jesús en el Desierto es el evangelio para el primer domingo de Cuaresma. El color morado simboliza la penitencia, pero tambien la realeza. Al recordar como el primer Adán fue tentado y falló la prueba, nos regocijamos que Cristo el Rey, el Nuevo Adán, venció al tentador. Celebramos que nosotros, hijos e hijas del mismo Rey Celestial, tambien podemos ganar la batalla contra la tentación. 

Mientras pasaba por la pubertad, me formé una imagen muy vívida de Dios. Lo imaginaba como un anciano cascarrabias sentado en su trono frunciendo el ceño. Siempre que alguien trataba de divertirse él gritaba: “¡No lo hagas!”

Sin embargo, para realmente vivir y no solo existir debemos realizar acciones atrevidas, “pecaminosas”. Aquello que la Biblia llama “pecado” es realmente la parte divertida de la vida.

la tentación como propaganda

Esto era lo que yo pensaba, era lo que había aprendido de las películas y de los libros que leía. Es lo que escuchaba en los vestidores y en la cola del supermercado, de hombres y mujeres, jóvenes y viejos. Todos parecían aceptar esto como un hecho.

¿Cuál es la causa de esta decepción generalizada? Una campaña propagandística sin igual en la historia de la humanidad. De hecho, se remonta al mismo comienzo de la humanidad, al jardín del Edén (Génesis 3)

Reflexionemos un momento. El Dios trinitario, completamente autosuficiente en sí mismo, quien no necesita nada, quiso sacar del caos un paraíso, por un mero acto de generosidad. El crea seres de todo tipo y tamaño. Como guardianes, nombra a una pareja creada a su imagen y semejanza, con intelecto y voluntad, libertad y responsabilidad.

Paraíso perdido

temptation of christ garden of eden tentacion de cristo en el jardin del eden

Dios les había encomendado amarse íntimamente, caminar diariamente a su lado durante la tarde y disfrutar del Paraíso. ¿Tenían alguna otra responsabilidad? Más o menos. Ellos debían cuidar del jardín, que prácticamente era libre de mantenimiento, dado aún no aparecían cardos ni espinas, ni sequías, ni plagas. Había una cosa más – evitar comer del fruto de un árbol en particular, puesto que los mataría. ¿Qué tan difícil podía ser, dado que había otros sabrosos frutos disponibles en el jardín?

Luego aparece una serpiente que no les había dado nada. Sin embargo, tiene el descaro de aconsejarlos: “¿Acaso Dios dijo que morirían si comían de este fruto? ¡Tonterías! Solo dijo eso puesto que el comer de este fruto los haría iguales a Él y eso no lo puede tolerar. El los creó para esclavizarlos y para pisotearlos. Él quiere quedarse con lo mejor solo para Él. Si lo escuchan se perderán la vida verdadera. Nunca serán libres.

Glorificación de la Muerte

Y así comenzó la engañosa campaña publicitaria que perdura hasta hoy, la glorificación de la muerte. De eso se trata el pecado y es por eso que Dios dice “No lo hagas”. Dios no es un mojigato gruñón, sino un padre amoroso. Él nos conoce mejor de lo que nosotros mismos nos conocemos y nos ama más de lo que nosotros mismos nos amamos. Así que hace lo que cualquier padre haría. “No toques la estufa, porque te vas a quemar”. “No juegues al final de las escaleras, porque te vas a caer y te romperás tu cuello”.

Nuestros primeros padres le creyeron al mentiroso y no al Padre. Cayeron y rompieron su relación con Dios, destruyendo la intimidad inocente que tenían entre sí. Su familia se dividió al solo empezar, cuando Caín asesinó a Abel. Espinas y cardos aparecieron, el Paraíso desapareció y la muerte entró en el mundo.

Cuaresma y el color purpura

La Cuaresma comienza con el recuerdo de cómo la cabeza de la primer familia sucumbió a la presión de las mentiras. Pero lo más importante es recordar cómo el nuevo Adán (Romanos 5) se enfrentó nuevamente al enemigo y lo derrotó por medio del poder de la Palabra de Dios (Mateo 4:1-11)

Nuestro deber durante estos cuarenta días es examinar nuestras vidas a la luz de la Palabra de Dios y evaluar donde hemos permitido que la oscuridad penetre, donde hemos mordido el anzuelo del diabólico pescador de hombres. Es hora de utilizar la Espada del Espíritu y cortar las telarañas del engaño, de liberarnos de la red que nos tiene cautivos.

Es por ello que la Cuaresma es llamada una época gozosa de libertad. El color morado del arrepentimiento también es el color de la realeza – es tiempo de reconocer nuestra verdadera identidad y reclamar nuestro verdadero derecho de nacimiento como hijos e hijas libres de un Padre que también es el Rey del Universo.

Esta publicación sobre las Tentaciones de Jesucristo en el Desierto, plantea que el color purpura es más que un símbolo de penitencia – simboliza nuestra dignidad real en Jesucristo, misma que debemos descubrir en la temporada de Cuaresma. Esta publicación se ofrece como una reflexión sobre las lecturas para el Primer Domingo de Cuaresma, Ciclo Litúrgico A (Génesis 2:7-9, 3:1-7; Romanos 5; Mateo 4:1-11).

Traducción al Español por Miguel Carranza

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