Día de Todos los Santos – la santidad es para todos

Este artículo también está disponible en: Inglés, Italiano

El día de Todos los Santos, observado el 1 de Noviembre, nos da la oportunidad de honrar a la multitud de cristianos que están en el cielo aunque no se encuentren aun canonizados ni en el calendario litúrgico. Adicionalmente, nos da la oportunidad de reflexionar sobre la santidad y quienes están llamados a ella.

Cuando tenía 16 años pensaba que la santidad estaba fuera de mi alcance. Si verdaderamente querías ser santo, pensaba, tenías que ser un sacerdote, monja o religioso. Además tenías que pasar todos los días haciendo “cosas religiosas”, como rezar, evangelizar, enseñar catecismo o servir a los pobres. Sin embargo, yo había desarrollado un interés en el sexo opuesto y estaba encaminándome a una carrera musical, así que estaba descalificado. Solo podía aspirar a cumplir con los diez mandamientos, confesarme cuando pecara, asistir a misa todos los domingos y poner unas cuantas monedas en la limosa cada semana. De esa forma, al menos entraría al cielo después de una largo tiempo en el Purgatorio. Pero la verdadera santidad estaba fuera de mi alcance.

SANTOS, SANTIDAD & CARIDAD

Si la santidad se basara en el estatus marital o en la profesión que uno desempeña, entonces hubiera tenido razón. Sin embargo, el Concilio Vaticano Segundo declaró muy claramente que mis asunciones eran incorrectas. La Santidad no se basa en lo que uno hace, sino con qué amor uno lo hace. La santidad es la perfección de la fe, de la esperanza y de compartir de la propia naturaleza de Dios, que es el amor (1 Juan 4:8). Nos referimos aquel tipo especial de amor que se entrega libremente a los demás, que incluso deja sus prioridades, intereses y su propia vida por los demás.
Entonces, ¿es difícil alcanzar la santidad? No. Es imposible. Al menos por nuestra propia cuneta. Pero ahí se encuentra lo emocionante. Dios nos invita a una relación íntima con El a través de Jesús. Él hace su morada en nosotros y hace posible que amemos con Su amor. La Gracia es el amor de Dios que viene a nuestros corazones como un regalo gratis e inmerecido, haciéndonos capaces de ser como Dios.

Día de Todos los Santos

Día de Todos los Santos

LA SANTIDAD Y LO ORDINARIO

Entonces, ¿eso quiere decir que debemos pasar todo el tiempo en una capilla? No, quiere decir que debemos realizar nuestras actividades diarias con amor extraordinario. La Virgen María, nuestro más grande ejemplo de santidad, fue ama de casa y madre. Jesús y su padre adoptivo, San José, aparentemente pasaban la mayor parte de sus vidas realizando trabajos manuales. Sin embargo, cuando María realizaba sus labores domésticas lo hacía por amor. Cuando José construía una mesa, lo hacía con amor. Cuando las dificultades y el peligro los amenazaban, ellos las enfrentaban con fe, esperanza y caridad.

Por lo tanto, la santidad es para todos los bautizados, sin importar su personalidad, su profesión, su edad, su raza o su estado civil. En el bautismo renacemos con los músculos espirituales necesarios para llevarnos hasta la línea de meta. Sin embargo, estos músculos deben nutrirse y ejercitarse para que se desarrollen y tengan la capacidad de soportarnos durante todo el camino. Dios provee la nutrición necesaria a través de Su Palabra y de la Eucaristía, enviándonos muchas oportunidades de ejercitarnos.

EJERCITANDO NUESTRO POTENCIAL

El problema es que muchos de nosotros no queremos ejercitarnos porque puede resultarnos incómodo. Nos estiramos un poco para terminar la escuela, para sobresalir en los deportes, para ganarnos el corazón del amor de nuestras vidas. Sin embargo cuando se trata de cosas espirituales, nos la pasamos holgazaneando.

León Bloy, un escritor católico de origen francés, dijo que “la única tragedia en la vida es no llegar a ser santo”. La santidad es sobre darnos cuenta de nuestro más grande y profundo potencial, convertirnos en quienes estamos destinados ser. Qué pena seria no lograrlo.

Para una gran lectura de San Bernardo de Claraval sobre el Día de Todos los Santos visita el siguiente enlace.

Esta publicación sobre la santidad como la perfección de la fe, la esperanza y la caridad se ofrece como una reflexión sobre las lecturas para el 1 de Noviembre, La Solemnidad de Todos los Santos (Apocalipsis 7:2-14; Salmo 24; 1 Juan 3:1-3; Mateo 5:1-12).

Traducción al español por Miguel Carranza

No Comments

Post A Comment