Abba, padre nuestro – La Oración de Nuestro Señor

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La Oración de Nuestro Señor, comúnmente llamada “Padre Nuestro”, es repetida tan a menudo que a veces olvidamos lo extraordinario que es llamar “Abba” al Creador del Universo. “Venga a nosotros tu Reino”, significa que oramos por que se haga su voluntad, no la nuestra.

Muchas de las religiones del mundo han existido por largo tiempo. La mayoría creen en Dios. Todas enseñan la esencia de los Diez Mandamientos.

Sin embargo, en algunos aspectos, el cristianismo es único. Que el Ser Supremo no es solo «Señor,» “Rey del Universo” o “Maestro” si no también “Padre”, que Él desea una relación cercana y personal con nosotros, no se encuentra más que en las enseñanzas de Jesús.

Esta asombrosa intimida con el Creador del Universo es posible solo por la muerte y resurrección de Cristo. A través de la fe y el bautismo, nuestro viejo ser, antes separado de Dios, muere con el Señor en la cruz y comenzamos a vivir en Cristo. “¡Ya no vivo yo, es Cristo quien vive en mi!” (Gal 2:20). Jesús comparte todo con nosotros, puesto que ahora somos miembros de su cuerpo. Él comparte con nosotros su justicia para que seamos perdonados de todos nuestros pecados (Col. 2:13-14). Incluso comparte con nosotros a su propio Padre. Así que cuando nos enseña a orar, nos indica que nos dirijamos a Dios como él lo hace, como “Abba”.

Por supuesto que el llamar a Dios  “Padre” no quiere decir que él sea un anciano con barba blanca. Solo la segunda persona de la Santísima Trinidad se casó con una naturaleza humana masculina en el vientre de Maria. El Padre y el Espíritu Santo son puro espíritu y trascienden lo masculino y lo femenino (CIC 239). Esta no es una nueva idea introducida al Cristianismo por el movimiento feminista. La Iglesia siempre ha enseñado que la palabra “Padre”, cuando es aplicada  a Dios, se usa como analogía. Las analogías nos dicen algo verdadero a pesar de ser imperfectas. Hasta hace poco, el padre era reconocido en la cultura occidental como el origen, la cabeza, el proveedor de la familia. Llamar a la primera persona de la Santísima Trinidad el “Padre” quiere decir que él es el origen y la autoridad trascendente de todo y cuida de las necesidades de todos.

Sin embargo, todos sabemos que un padre que paga los recibos y grita órdenes no es suficiente. Esperamos que papá tenga una relación intima, afectiva con sus hijos, que pase “tiempo de calidad” con ellos. Llamar a Dios “Padre”, quiere decir entonces que El está cerca de nosotros, íntimamente preocupado por nosotros, nos quiere mucho e incluso se podría decir que nos ama con locura. Él no es un relojero distante, como lo describen los deístas. Este Dios frio de los filósofos, creó el mundo para que caminara por sí sólo, para que El pudiese ocuparse de cosas más interesantes.

No, el Dios a quien Jesús llama Padre, se interesa por nosotros y nos conoce íntimamente. “Cada uno de los cabellos de su cabeza están contados” (Mat 10:30). Nos ama más de lo que nosotros mismos nos amamos, y nos conoce mejor de lo que nosotros mismos nos conocemos. Nos dice que le pidamos “el pan nuestro de cada día” que implica todo lo que necesitamos espiritual y físicamente. La versión del Padre Nuestro de San Lucas (Lucas 11:2-4) no menciona la frase “hágase tu voluntad”, sin embargo está implícita en la frase  “venga a nosotros tu reino”. El reino de Dios significa que hagamos las cosas a su manera y no necesariamente a la nuestra. Algunas veces Dios nos da exactamente lo que pedimos por que corresponde a lo que es mejor para nosotros y para los demás (su voluntad siempre involucra esto). Nosotros sabemos que algunas veces nuestros hijos piden cosas que parecen atractivas a primera vista, pero no necesariamente son lo que Dios quiere para nosotros. Abraham pidió a Dios que perdonara a Sodoma a causa de los inocentes. Pero Dios vio que sería mejor sacar a los parientes justos de Abraham de Sodoma y destruir la ciudad para proteger a la humanidad de su violencia rapaz. Así que Abraham obtuvo lo que en realidad quería, pero no de la forma en que lo quería (Génesis 18:20ss).

Dios quiere que oremos sin descanso por nuestras necesidades y las necesidades de los demás. Siempre está atento. Pero oye más que las palabras para escuchar los verdaderos deseos de nuestros corazones. Y eso es lo que nos da. Pueda que venga envuelta en un empaque inesperado y pueda que tome tiempo en venir. Pero viene. Después de todo, el es nuestro Padre.

Esta publicación sobre la versión de San Lucas del Padre Nuestro o la Oración de Nuestro Señor reflexiona sobre la profundidad de llamar “Abba” al Creador y la importancia de Orar “venga a nosotros tu Reino” – que se haga su voluntad y no la nuestra. Es una reflexión sobre las lecturas del décimo séptimo domingo de Tiempo Ordinario, Ciclo C (Génesis 18:20-32; Salmo 138; Colosenses 2:12-14; Lucas 11:1-13).

 

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