El Jóven Rico y el Rey Salomón
Tanto el joven rico del evangelio de Marcos como Salomón tuvieron que tomar una decisión muy difícil. ¿Qué desea tu corazón? ¿Riqueza, aventura, sabid...
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La temporada de Adviento es más sobre la preparación para la Segunda Venida de Cristo que para la Navidad. Prepararse para su venida final implica más acción que especulación.
Adviento es simplemente una palabra que viene del latín que significa “venida”. Si pudiéramos meditar sobre alguna “venida” durante Diciembre, además de las idas y venidas de las compras Navideñas, debería ser sobre la venida de Jesús a María en el establo.
La liturgia de las primeras tres semanas de Adviento nos habla de otra venida, la segunda y última venida de Jesús al final de los tiempos.
Desde los primeros días de la Iglesia las personas han estado fascinadas con la promesa que Jesús hizo de volver. Muchos han asegurado que reconocen los signos de este inminente regreso e incluso han tratado de predecir la fecha de este acontecimiento. Sin embargo, han tendido que dar muchas explicaciones cuando Jesús no regresó en la fecha que predijeron.
Le tengo noticias: Estoy completamente seguro que nosotros, hoy en día, vivimos en los últimos tiempos. ¿Cómo lo sé? Porque hemos estado viviendo en los últimos días desde que Jesús ascendió a los cielos (1Juan 2:18, 1 Pedro 4:7)
¿Cuándo va a regresar Jesús? Esta es la pregunta equivocada. La trompeta final, Jesús “montado” sobre las nubes – ¿deberíamos tomar todo esto simbólica o literalmente? Nuevamente, pregunta equivocada.
Ha escuchado el chiste sobre el joven sacerdote que entra corriendo a la oficina del párroco y dice “Han visto al Señor caminando en los pasillos de la iglesia. ¿Qué hacemos?” El párroco lo mira alarmado y dice “¡Por Dios santo, Padre, haga lo posible por parecer ocupado!”
No deberíamos desperdiciar nuestro tiempo fantaseando y teorizando sobre las fechas o la naturaleza del rapto o la tribulación final. Estas son solo distracciones. No solo debemos parecer ocupados, si no estar verdaderamente ocupados en preparar el camino para su venida.
Esto quiere decir estar preparado y listo, no cansado, ni neutralizado y ultimadamente distraído por las preocupaciones de este mundo (Lucas 21:34-36). Quiere decir, como Pablo nos dice en 1 Tesalonicenses 3, trabajar para progresar mas en nuestra vida de santidad, “ponernos” el carácter de Cristo. También quiere decir preparar el camino llamando a otros a la fe en Cristo, puesto que todos los católicos bautizados estamos llamados a ser evangelizadores.
La segunda venida de Cristo, como la primera, implica un nacimiento. Solo que esta vez, será el nacimiento de cielos nuevos y tierra nueva (2 Pedro 3:13, Romanos 8:19-23, CIC 1024). Los nacimientos siempre son precedidos por mucho trabajo y labor de parto. De hecho, los nacimientos son una especie de crisis que ponen a prueba a todos los involucrados. Los dolores de parto para traer un bebe al mundo son intensos, ahora imaginemos los dolores de parto previo al nacimiento de toda una nueva creación.
Con todo respeto a las fantasías planteadas en la serie de libros “Left Behind”, los fieles cristianos no serán “apartados” en la tribulación que precede Su ultima venida, así como María y Jose no fueron apartados durante la tribulación de primera venida (CCC 672, 1 Corintios 7:26). La idea de un rapto secreto que arrebata a los cristianos de lo que el catecismo llama “la ultima sacudida cósmica” no aparece en ningún lugar de la Biblia ni de la Tradición. Esta es una idea tramada por un maestro protestante sectario en el siglo 19. Esta idea fue inmediatamente rechazada por otros pastores protestantes por ser peligrosa. ¿Por qué? Porque si pensamos que estaremos exentos del sufrimiento, ¿Por qué habríamos de prepáranos para él? Y cuando la crisis efectivamente llegue no resistiríamos la presión.
¿Acaso toda esta plática sobre la tribulación estropea el espíritu festivo de la temporada? ¿Acaso los padres de familia estarían menos emocionados sobre el nacimiento de sus primogénitos porque tienen que tomar clases para prepararse para el parto o hablar con el doctor sobre los medicamentos o cesáreas? No hay nacimiento sin labor de parto. Mientras nos regocijamos por la esperanza de la inminente venida, tal vez debamos hacer todo lo posible para asegurarnos que el parto sea exitoso. De esa manera habrá algo porque regocijarse. Mejor será que no divaguemos, podría ocurrir en cualquier momento.
Este articulo fue publicado en “Our Sunday Visitor “, como una reflexión sobre las lecturas para el Primer Domingo de Adviento, Ciclo Litúrgico C (Jeremías 33:1-16, 1 Tesalonicenses 3:42, Lucas 21:25-28, 34-36). Traducción realizada por Miguel Carranza.
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