Aventura épica o Comodidad Mediocre

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El discipulado implica una llamada a embarcarse en una aventura épica. No se trata de mantenerse en la segura, cómoda y predecible mediocridad de lo cotidiano. los discípulos dejaron todo para seguir a Jesús, embarcándose en un camino lleno de muchos peligros, pero que los conduciría a la gloria.

Pedro. Pablo. Isaías. Frodo Bolsón. Todos tienen más cosas en común de lo que parecería. Sin embargo, también diferencias.

Pedro, es un micro empresario, tratando de ganar el sustento para su familia como pescador en un lago de un pueblecito. Nadie esperaba mucho de Galilea. Sus habitantes tenían un fuerte acento campirano que los delataba en todas partes, como cuando Pedro negó a Cristo en el patio del Sumo Sacerdote (Mateo 26:73). Por otra parte, Saulo era cosmopolita, muy educado, había viajado mucho e incluso era ciudadano romano. Isaías vivió siete siglos antes que ellos, en un contexto social muy diferente. Frodo Bolsón vivía en la Tierra Media, es decir, en la imaginación de J.R.R. Tolkien y ahora vive en la imaginación de millones alrededor del mundo.

La Aventura como una interrupción

Esto es lo que tenían en común: todos estaban concentrados en sus propios asuntos, en sus propios planes y en sus propias carreras, cuando fueron abruptamente interrumpidos. Todos se encontraron con algo, con Alguien más grande que ellos y fueron invitados a embarcarse en una Gran Aventura. La misma visión fue revelada a cada uno de ellos: tras la rutina cotidiana, se desataba una batalla, una dramática lucha por algo muy preciado. El pueblo había estado esclavizado, pero el día “D” había llegado. Las fuerzas de la salvación estaban en movimiento y cada uno de ellos, Pedro, Pablo, Isaías y Frodo había sido llamado a enlistarse.

Indignos y temerosos

Ninguno de ellos hubiera tenido posibilidades de éxito. Isaías creyó que moriría. Pedro se sentía tan indigno que suplicó a Cristo que le dejara. Pablo lamentó la sangre que había derramado. Frodo se tambaleó bajo la carga de la tarea que se le había asignado.

Sin embargo, todos ellos dijeron “si”. Y a pesar de haber pasado por muchas tribulaciones, a de haber soportado una resistencia abrasadora y haberse enfrentado con la terrible desilusión de su propio pecado, siguieron adelante. Dejaron atrás la comodidad de la sinagoga, del lago, de la comarca y se embarcaron en una Gran Aventura. La Aventura los llevó a través del sufrimiento hacia la gloria eterna y los convirtió en los hombres que jamás se imaginaron que podrían llegar a ser. Las palabras de Isaías han sido cantadas por innumerables coros de hombres y ángeles durante mas de dos mil años de Misas. El sucesor de Pedro reina sobre las ruinas del imperio que atormentó a los mártires. Y Frodo, el pequeño Hobbit, completó su misión a pesar de sus debilidades y derrotó los poderes del Señor de la Oscuridad.

LORT

Gente Ordinaria haciendo cosas extraordinarias

Todos ilustran las palabras de Jesús cuando dijo que “los últimos serán los primeros”, que los “más pequeños serían los más grandes”. Dios elije a personas ordinarias para hacer cosas extraordinarias.

Nuestros corazones se reconfortan con la historia del Evangelio y aplaudimos a la conclusión del Señor de los Anillos.

Pero luego volvemos a nuestra rutina, sin sospechar que nosotros mismos podríamos ser llamados de la misma forma en que ellos lo fueron y que la batalla arde a nuestro alrededor al igual que a su alrededor.

llamados a la grandeza

Somos como ellos. Imperfectos. Indignos. Ocupados en otras cosas. La verdad es que cada uno de nosotros es llamado a la santidad, a convertirse en algo hermoso y poderoso para Dios. Dios ha destinado a cada uno de nosotros a cambiar el curso de la hisotira, a dejar una huella perdurable en los destinos de muchas personas. Hay diferentes papeles que jugar. El papel de María fue diferente al de Isaías, al de María Magdalena, al de Pablo y al de Pedro. Frodo, Aragorn, Pippin, Sam – todos tenían papeles diferentes pero igualmente esenciales.

Sin embargo, la mayoría de nosotros preferiría leer sobre las aventuras de los demás en lugar de responder a nuestro propio llamado, quedándonos en la Comarca donde todo es cómodo, seguro y predecible. La palabra “pagano” significa no-combatiente.

el discipulado es combate

Por otra parte, “Cristiano” significa “ungido para la batalla”. En el reino de Dios no hay lugar para los holgazanes espirituales. El cristianismo no se trata de llegar al cielo después de vivir una vida de privaciones y mediocridad. Se trata de la aventura que nos lleva a la gloria, pero solo a través de peligrosas batallas.

Puedes elegir permanecer en la comodidad si quieres. Pero las posibilidades de todo lo que pudiste llegar a ser y de todas las vidas que pudiste haber tocado te perseguirán el resto de tu vida.

Esta publicación sobre el llamado al discipulado explica que seguir a Jesús implica dejar la mediocridad de la comodidad para embarcarse en una aventura épica. Se ofrece como una reflexión sobre las lecturas para el quinto domingo del tiempo ordinario, ciclo C (Isaías 6:1-8; I Corintios 15: 1-11; Lucas 5:1-11).

Traducción al español por Miguel Carrranza

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