Camino a Emaús – De la desesperanza al júbilo

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Cleofas y su acompañante desconocido estaban angustiados mientas iban camino a Emaús. Su encuentro con un extraño, quien reconstruye su fe y les da nueva esperanza para reconocerle en la fracción del pan, nos ilustra el verdadero significado de la Eucaristía.

¡Qué decepción! Ellos creyeron que habían encontrado al Mesías, pero este había sido atrapado como un animal y ejecutado como un criminal. Ellos esperaron hasta el último momento que bajara de la cruz con todo su poder, haciendo caer fuego sobre todos los hipócritas.

Desesperanza y abatimiento

Sin embargo, solo le escucharon decir 7 “palabras” que más parecieron susurros de angustia. “Dios mío, Dios mío, ¿Por qué me has abandonado?” Verdaderamente lamentable,  por no decir deprimente.

Mientras caminaban y discutían cuan diferentes debieron haber sucedido las cosas, un extraño se les unió por el camino.

¡Grandioso! No estaban de humor para hacer amigos y para empeorar las cosas, este tipo aparentemente había estado viviendo en una cueva – no tenía ni idea de qué estaba hablando todo el mundo a su alrededor.

Se cumplen las escrituras

Al menos eso fue lo primero que ellos pensaron. Sin embargo, resultó que sabía más que ellos sobre estos acontecimientos, puesto que el extraño comenzó a demostrarles que nada de lo que había sucedido, sin importar cuán espantoso hubiese parecido, había sido accidental. Ese áspero susurro sobre haber sido abandonado por Dios había sido una cita del salmo 22,  que predecía todo lo que sucedió, incluso el sorteo de su túnica. Isaías 53 había predicho que Israel no sería salvado por carrozas ni caballos, sino por los sufrimientos de un inocente. Oseas 6:2 dijo que al tercer día Dios nos resucitaría.

Les presentó Escritura tras Escritura, dándoles una nueva perspectiva sobre situación y ellos comenzaron a ver las cosas de otro modo.

Le reconocen en la fracción del pan

Estar cerca de este extraño de alguna forma les daba fuerza y esperanza. No querían que parara, así que insistieron que se quedara  con ellos en la posada para comer algo. El extraño pronunció la bendición, y de repente, al partir el pan, le reconocieron. ¡Por supuesto, la historia que habían contado las mujeres era cierta! Solo Jesús podía hacerles sentir de esta forma. Pero en cuanto le reconocieron, él desapareció.

No fue una bendición ordinaria aquella que el Señor ofreció antes de la comida esa tarde en Emaús. Compara las palabras usadas aquí con las usadas en la Ultima Cena: tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo dio a sus discípulos (Lucas 22:19). Fue en el sacramento de su cuerpo y su sangre cuando le reconocieron.

Liturgia eucarística

Recordemos que esta historia fue escrita décadas después que sucediera, por alguien que había vivido fielmente la vida eucarística de la iglesia primitiva. En esta historia él nos está enseñando de qué se trata realmente la liturgia eucarística. A menudo, llegamos distraídos, rechazados, derrotados por el mundo. Sin embargo, es Dios mismo quien comienza a hablarnos a través de la Escritura, la palabra inspirada de Dios. ¿Alguna vez te has dado cuenta lo bien que la primera lectura y el Evangelio encajan entre sí? Es porque la Tradición de la Iglesia ha coordinado las lecturas de tal manera que lo que Jesús le mostró a Cleofás y a su amigo – las conexiones entre las profecías del Antiguo Testamento y su cumplimiento en Cristo – se nos haga evidente también a nosotros. Si prestamos un poco de atención, nuestra fe se fortalece, nuestro espíritu se renueva. Preparados así, nos movemos de la mesa de la Palabra a la mesa de la Eucaristía. Y ahí es donde verdaderamente reconocemos a Aquel del que nos habla toda la Escritura.

Emmaus eucharist eucharistic people

Pueblo de la pascua, pueblo de la eucaristía

Uno de mis hijos me preguntó una vez ¿por qué si la misa hace presente el Calvario nuevamente, no tenemos la obligación semanal de ir a misa en viernes en vez del domingo? Buena pregunta. Es porque la Eucaristía es siempre una celebración de la Resurrección. Es por eso que se prohíbe la liturgia eucarística completa el viernes y el sábado Santo. El domingo es el día en que Jesús resucitó de entre los muertos y es el Señor Resucitado quien está con nosotros en cada eucaristía.  Y es su cuerpo resucitado y glorificado el que recibimos cuando tomamos la comunión.

Ser un pueblo pascual significa ser un pueblo eucarístico. Jesús no solo se levantó de entre los muertos hace 2000 años. El resucitó y sigue siendo Emmanuel, Dios con nosotros.

Este articulo sobre como los discípulos camino a Emaús reconocen a Jesús al partir el pan, se ofrece como una reflexión sobre las lecturas de la Misa del Tercer Domingo de Pascua, Ciclo A (Hechos 2:14, 22-28; Salmo 16; 1 Pedro 1:17-21; Lucas 24:13-35).

Traducción al Español por Miguel Carranza.

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