Preparad el Camino – Adviento y la construcción de caminos

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El mensaje central del Adviento puede resumirse en las palabras del profeta Isaías: ¡Preparad el camino para el Señor! ¿Pero cuáles son las montañas que deben ser allanadas y los valles que deben ser elevados? Este es un mapa a través del desierto y la construcción de un camino desde el Adviento hasta llegar a la dicha de la Navidad.

Adviento es una época de alegre anticipación, ya que alguien más grande que Santa Claus viene a visitarnos.

La raza humana ha esperado por mucho tiempo su próxima y última visita. De hecho, también esperó bastante tiempo su primera visita. Desde el inicio de la historia de la raza humana, las cosas se habían puesto muy oscuras. Pasamos del paraíso a la miseria en un pestañear de ojos y nos dimos cuenta que no había forma de regresar al jardín del Edén. Sólo Dios podía cambiar las cosas, pero tardaría mucho en venir.

Preparar el camino

Había que hacer algunos preparativos primero – una preparación lenta y gradual de la raza humana para estar listos al histórico encuentro con su Salvador. Primero, la gente tenía que comprender algunas ideas sobre Dios y su plan.  A Moisés se le encomendó la  mejor parte de este trabajo. Sin embargo, además de esta preparación intelectual y doctrinal, también habría que hacer una preparación moral y espiritual. Llamar al pueblo de Dios al arrepentimiento y a la santidad fue la especialidad de los profetas, y dada la magnitud del trabajo hubo muchos de ellos.

De la comodidad a la construcción de caminos

El General norteamericano George Patton, una vez dijo a sus soldados: “Todo joven necesita una palmadita en la espalda de vez en cuando – a veces arriba y a veces más abajo”. Los el pueblo de Israel era joven y Dios les hablaba al mismo tiempo con palabras severas y con palabras de consuelo a través de los profetas. El capítulo 40 de Isaías, por ejemplo, comienza con palabras de consuelo. Proclama que la cautividad ha terminado y que Dios viene a rescatarlos con poder como un pastor que alimenta a su rebaño.

Sin embargo, procede anunciar que un camino en el desierto debe ser preparado para su venida.  ¡Preparad el camino del Señor! Los valles deben ser elevados. Las montañas deben ser allanadas. Los caminos torcidos deben ser enderezados. A decir verdad, esta es un proyecto enorme.

De hecho, sería más fácil si todo lo que tuviéramos que hacer fuese dinamitar una montaña. Pero el último y más grande de los profetas, Juan El Bautista, nos ayuda a entender el verdadero significado de las palabras de Isaías. Los preparativos deben hacerse en nosotros y no sobre arena y grava.

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Montañas y Valles

Para que el Mesías, el Buen Pastor venga, el camino debe ser allanar y enderezados. Las alturas que bloquean su venida eran montañas de orgullo. El pecado del orgullo se exalta por encima de Dios, erigiendo una barrera contra Él. Se caracteriza por una actitud de sabelotodo y de petulante autosuficiencia. La Torre de Babel es un gran ejemplo de la arrogancia inútil del orgullo.

¿Y qué hay de los valles que deben ser elevados? Los filósofos y los teólogos definen el mal como la privación del bien, como la falta de algo que debería estar ahí. La falta de fe es un pecado. La falta de una vida de oración es un pecado. La falta de caridad es un pecado. Todos estos son pecados de omisión. Estos son los baches que deben ser llenados para construir la autopista para nuestro Dios.

Enderezar  los caminos torcidos

En su fabulosa trilogía espacial, CS Lewis,  llama a satanás “el Torcido” puesto que la naturaleza del  impostor es tomar las grandes bendiciones  de Dios y torcerlas para  que se conviertan en maldiciones. Con un pequeño tirón, la abundancia se convierte en la avaricia, el amor conyugal se convierte en lujuria, la piedad se convierte santurronería hipócrita. En el Adviento, estos caminos torcidos deben ser enderezados.

El objetivo de la preparación: El Espíritu Santo

El último de los profetas, Juan Bautista, vivió su mensaje. Las montañas del orgullo habían sido allanadas en él, el camino había sido despejado. El apuntaba no así mismo, sino aquel aquel cuyas sandalias no era digno de desatar. Juan estaba tan emocionado como cualquiera por Aquel que había de venir. Puesto que Juan sabía lo que Él habría de traer consigo. “Yo bautizo con agua, el los bautizará con el Espíritu Santo.” El Mesías vendría a sumergirnos en el poder y la sabiduría de Dios para convertirnos en su nuevo pueblo,  capaces de ser como Dios, capaces  de hacer grandes cosas.

Sin duda Esta preparación vale la pena.

Esta publicación, “Preparad el Camino del Señor – Adviento y la construcción de caminos”, se ofrece como una reflexión para las lecturas del Segundo Domingo de Adviento, Ciclo B – Isaías 40:1-11 (los valles deben ser elevados, las montañas deben ser allanadas), Salmo 85, 2 Pedro 3:8-14; Marcos 1:1-8 (Juan el Bautista).

Traducción al español por Miguel Carranza

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