Espíritu Santo – Paráclito y abogado

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El Espíritu Santo es la tercera persona de la Trinidad, pero generalmente es la menos conocida y apreciada. Al llamarle Paráclito o Abogado, Jesús nos da una pista de lo que el Espíritu hace y porqué es tan importante.

El usaba anteojos con aros de acero y su cabello largo llegaba a la mitad de su espalda. Los flecos en su chaqueta de piel de venado se agitaban mientras caminaba.

Al menos así era como acostumbraba ver a Mike mientras se paseaba bailoteando por la ciudad. Solo habían transcurrido unos cuantos años desde Woodstock y estábamos inmersos en la cultura hippie. Parecía tan libre, tan fresco y emocionante.

Espíritu Santo

Sin embargo, aquel día, a la entrada del centro comercial, a penas lo reconocí. Su cabello estaba recortado y su atuendo era convencional. Estaba distribuyendo unos folletos y me habló sobre el Espíritu Santo. Rasqué mi cabeza y vagamente recordé una charla sobre el Espíritu Santo en mi preparación para  Confirmación. Debo admitir que realmente no conocía mucho sobre la tercera persona de la Santísima Trinidad.

holy spirit on a man crop

Esto es muy común entre los cristianos. De Dios Padre podemos imaginar su ternura y su poder gracias al magnífico cielo pintado por Miguel Ángel en la Capilla Sixtina. Al niño Jesús en el pesebre, al salvador colgando de la Cruz – estas son imágenes que fácilmente podemos visualizar. ¿Y el Espíritu Santo? De alguna forma, no podemos sentir lo mismo por una paloma que por un niño sentado en el regazo de su madre. Y ¿Qué hace este “Espíritu”? El Padre crea, el Hijo salva, pero ¿qué hace el Espíritu Santo?

Paráclito y abogado

Al preparar a sus discípulo para su partida (Juan 14:15-21), Jesús lo llama el “Paráclito”. Francamente, esto no nos ayuda mucho – a menos que, por supuesto, nos den alguna explicación adicional. La palabra significa “Defensor”. Es la palabra usada para referirse a un abogado o un fiscal. Hay muchos chistes sobre abogados, pero cuando estás en problemas con la ley, tener un buen abogado no es cosa de risa. Esa es la función del Espíritu Santo, es nuestro abogado defensor.

Parte de las funciones de un abogado defensor es decirle a su cliente como declararse. Algunas veces, cuando la evidencia en nuestra contra es abrumadora, la sentencia puede ser más liviana si nos declaramos culpables. El Espíritu nos aconseja ser honestos, gentilmente declarándonos culpables del pecado – no para acusarnos, ni para condenarnos, si no para ayudarnos a ganar el juicio. El es el Espíritu de la Verdad.

El lema de Papa Juan Pablo Segundo fue “No tengan miedo”. No tengan miedo de la realidad de sus pecados, de sus debilidades y de sus errores, dice el Espíritu Santo. Ya que el juez de este juicio nos ama tanto que dio su vida por nosotros. Nuestro juez es el mismo que salvó a la mujer atrapada en adulterio de la furia de los hipócritas.

El poder de un nuevo amor

Sin embargo, es el mismo que dijo a la mujer adultera “ve y no peques mas”. Este es el verdadero problema. ¿Cómo dejar de pecar? Ella buscaba la vida en el pecado. La atraía como un imán.

El alcohol, el “sexo libre” y las drogas atrajeron a mis amigos hippies como un imán en los años 70´s. Si fuimos absueltos por el juez a través del concejo de nuestro Defensor, ¿cómo íbamos a resistirnos a la atracción del pecado?

El arzobispo Fulton Sheen dijo una vez que la única forma de sacar el pecado de nuestras vidas es a través de la fuerza explosiva de un nuevo amor. Esta es la función del Defensor. Es el amor de Dios derramado en nuestros corazones (Romanos 5:5) lo que expulsa el pecado. El es el Señor y Dador de la verdadera vida quien nos aclara que muchas otras cosas que consideramos como “vida” son realmente la muerte disfrazada.

Amor verdadero

Una vez que has probado el amor verdadero, nunca estarás satisfecho con imitaciones. Es por eso que Mike abandonó las drogas. Es por eso que Maria Magdalena y la samaritana abandonaron sus otros amores. Es por eso que la alegría en Samaria se convirtió en fiebre colectiva (Hechos 8:8)

El Espíritu Santo es real. Y no solo viene y se va. El está con nosotros siempre.

Este artículo se ofrece como una reflexión sobre las lecturas para el Sexto Domingo de Pascua, Ciclos A y C (Hechos 8:5-17; Salmo 66;  1 Pedro 3:15-18; Juan 14:15-21 y Hechos 15:1-29; Salmos 67; Apocalipsis 21: 10-23; Juan 14:23-29

Traducción al español por Miguel Carranza

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