Parábola de los Talentos y La Mujer de Proverbios 31

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La mujer de Proverbios 31 y la parábola de Jesús  sobre los talentos, prueban que las iniciativas audaces, no las tímidas y pasivas, es de lo que se trata la fe. Si hemos de dar fruto abundante, nuestra fe debe estar sazonada con audacia.

Lo he visto muchas veces. Alguien decide buscar un empleo mejor remunerado, emprender una nueva estrategia de inversión o un nuevo negocio e invariablemente una persona piadosa en la parroquia objeta diciendo que puede ser algo demasiado mundano, que será una distracción para sus actividades en la Iglesia o para sus responsabilidades familiares y que mejor debería estar satisfecho con lo que tiene.

Pensaríamos entonces que la fe se equipara a la pasividad. Que el cristiano perfecto es solo aquel que vive en un claustro contemplativo, que la conformidad es la más grande de las virtudes cristianas.

La Mujer de Proverbios 31

Existen muchos pasajes bíblicos que echan por tierra este argumento. Uno es la imagen de la esposa ideal en proverbios 31. La santísima Virgen María leyó este pasaje y, siendo la más perfecta de las esposas judías, probablemente se amoldó a la mujer retratada aquí. ¿Acaso la mujer en Proverbios 31 se sienta pasivamente, orando mucho vistiendo de beige? No. Los primeros versículos del capítulo poéticamente nos describen que es más valiosa que las perlas, un verdadero premio.

El resto del pasaje nos cuenta porque es tan preciada – ella sabe cómo enrollarse las mangas y ponerse a trabajar. El pasaje nos narra sobre sus empresas de negocio que incrementan la fortuna de la familia, la comparte con los pobres. Está claro que si no hubiese trabajado tan sagaz y diligentemente no habría nada que compartir con los pobres.

Parábola de los talentos

Otro pasaje que echa por tierra este retrato del cristianismo como pasivo es la famosa parábola de los talentos (Mateo 25:14-30). Démonos cuenta que es dinero (¡si, dinero!) lo que el amo confía a sus sirvientes en diferentes cantidades de acuerdo a sus habilidades. Dos de los siervos se dan cuenta que el amo quiere un retorno de su inversión así que invierten el dinero y le regresan el doble. El amo no espera que ambos le regresen la misma cantidad por que cada uno inició con sumas diferentes. Sin embargo, ambos reciben el mismo elogio por haber producido el cien por ciento de ganancia.

El siervo con menos habilidades, por otra parte, enterró el dinero por temor a perderlo. En lugar de elogiarlo por ser conservador, el amo se indigna. Si se le confía el fondo de pensiones a un corredor de bolsa y pasan los años sin generar ganancias, ¿estarías contento?

El amo estaba molesto porque el siervo permitió que el miedo lo paralizara. Tenía tanto miedo de perder el dinero que ni siquiera tomó el modesto riesgo de depositar el dinero en el banco (no había seguros de inversión en esos días).

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Iniciativa audaz para dar fruto

El Señor nos ha confiado muchas cosas: dinero, talentos naturales, dones espirituales, la verdad salvadora del Evangelio. El espera que no solo guardemos estas cosas, sino que las hagamos crecer. En la última cena (Juan 15) les dice a sus discípulos que darán muchos frutos.- en la parábola del sembrador y la semilla el habla de granos que dan el 30, el 60 y hasta el 100 por ciento. No importa en qué rubro laboremos – económico, familiar, apostólico – la meta debe ser desarrollar, incrementar y hacer crecer lo que Dios nos ha dado, para su honor y gloria.

Inevitablemente, esto involucra tomar riesgos. Implica no dejar que el miedo a equivocarse y hacer el ridículo evite que persigamos el éxito.

Audacia creativa

Uno de los pensadores católicos más grandes del siglo 29 fue un sacerdote suizo llamado

Hans Urs von Balthasar. El señaló que uno de las palabras más utilizadas en el libro de los Hechos de los Apóstoles es la palabra griega parresia, que significa audacia alegre frente a una oposición peligrosa. Sin audacia el cristianismo se hubiera quedado varado en Palestina. Nunca hubiera llegado a Antioquia, ni a Grecia ni a Roma.

La fidelidad a Dios implica tener el valor para tomar iniciativas audaces en la vida pastoral, familiar y en los negocios ser creativo y emprendedor para expresar nuestra gratitud a Dios por todo lo que nos ha dado haciéndolo prosperar.

Esta publicación sobre una fe audaz que toma la iniciativa e incluso toma riesgos, se ofrece como una reflexión sobre las lecturas para el Trigésimo Tercer domingo del tiempo ordinario, Ciclo Litúrgico A. Estas lecturas incluyen la famosa mujer de Proverbios 31:10-31, Salmo 128, I Tesalonicenses 5:1-6; y la parábola de los talentos en Mateo 25:14-30.

Traducción al español por Miguel Carranza

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