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Sin Pentecostés, el Evangelio no sería realmente la Buena Nueva. Los siete dones y los carismas de Pentecostés dados por el Espíritu Santo en esta celebración del nacimiento de la Iglesia Católica fueron dados esencialmente para el éxito de nuestra misión y son indispensables para una vida cristiana victoriosa y gozosa.
Cuando era adolescente, pensaba que el clero debía hacerlo todo. Los laicos solo debíamos rezar, pagar, obedecer … y por supuesto guardar los mandamientos. Los diez mandamientos originales era ya suficiente carga para mi, pero luego descubrí el Sermón de la Montaña y casi me desmayo.
Probablemente esta es la razón por la que muchos católicos “inactivos” están molestos con la forma en la que fueron educados. Para ellos la religión solo significa frustración, imperfección y sentimientos de culpa.
La Buena Nueva de Pentecostés
De alguna manera ellos y yo pasamos por alto la Buena Nueva de Pentecostés. De acuerdo, los católicos celebramos esta fiesta todos los años y la mencionamos en las clases de preparación para Confirmación, pero aparentemente muchos no entendemos de qué se trata.
Porque si lo comprendieramos, seriamos diferentes: temerarios en lugar de tímidos, enérgicos en lugar de anémicos, fascinantes en lugar de aburridos. Comparemos a los apóstoles antes y después de Pentecostés y veremos el cambio que realizó en ellos el Espíritu Santo.
El evangelio es la Buena Nueva, no solo porque vamos al cielo, sino también porque se nos ha dado el poder de llegar a ser un pueblo nuevo, aquí y ahora. El Concilio Vaticano II insistió en que cada uno de nosotros está llamado a las alturas de la santidad (Lumen Gentium, capitulo V), no por el poder de nuestra voluntad, si no por el poder del Espíritu Santo. La santidad consiste en fe, esperanza y especialmente en el amor divino. Estas son virtudes, literalmente “poderes”, dados por el Espíritu.
Dones sobrenaturales
Mejor aún, el Espíritu nos da siete dones para perfeccionarnos en la fe, en la esperanza y en el amor para que podamos vivir una vida carismática y sobrenatural. Algunos creen que estos dones son solo para algunos elegidos, para los “místicos”. Tomás de Aquino enseñaba que los dones que se mencionan en Isaías 11:1-3 (sabiduría, inteligencia, ciencia, concejo, piedad, fortaleza y temor del Señor) son el equipamiento estándar que recibimos en el bautismo y que todos estamos llamados a ser “místicos”.
Carismas – poderes para servir
El Concilio Vaticano II también enseñó que cada cristiano tiene una vocación para servir y para esto también necesitamos poder. Es por ello que el Espíritu Santo distribuye otros dones llamados “carismas”. De acuerdo a Santo Tomas, estos carismas no son para nuestra propia santificación si no para servir a los demás. No existe una lista exhaustiva de carismas, aunque San Pablo menciona algunos (1 Corintios 12:7-10, Romanos 12:6-8) que van desde hablar en lenguas hasta el matrimonio cristiano (1 Corintios 7: 7). Los carismas no son repartidos por nuestros párrocos, si no dados directamente por el Espíritu a través del bautismo y la confirmación, y algunas veces fuera de los sacramentos (Hechos 10:44-48).
¿Sueno como un pentecostal? Es porque pertenezco a la iglesia pentecostal más grande del mundo. Al corregir la noción errónea de que los carismas era solo para la Iglesia apostólica, el Concilio Vaticano II dijo lo siguiente: “Distribuye sus dones a cada uno según quiere» (1Cor., 12,11), reparte entre los fieles de cualquier condición…Estos carismas, tanto los extraordinarios como los más sencillos y comunes, por el hecho de que son muy conformes y útiles a las necesidades de la Iglesia, hay que recibirlos con agradecimiento y consuelo”. (LG12).
Sorpresas del Espíritu
Poderosos dones, otorgados gratuitamente a todos. Suena como una receta para el caos. Sin embargo, el Señor impartió a los apóstoles y a sus sucesores el carisma de la unidad. El papel de los que han sido ordenados no es hacerlo todo, por el contrario deben discernir, pastorear y coordinar los carismas de los laicos para que maduren y trabajen juntos para la mayor gloria de Dios (LG 30).
Así que, ¿es importante que entendiéramos lo que recibimos al ser confirmados? Te tengo noticias: Verdaderamente recibimos el Espíritu Santo y sus dones. ¿Alguna vez has recibido una tarjeta de crédito con una calcomanía que dice “Llámanos para activarla antes de usarla”? El Espíritu y sus dones operan de la misma manera. Debes llamar para activarlos. Hazlo hoy y todos los días, especialmente cada vez que asistas a misa. Porque cada celebración eucarística es un Nuevo Pentecostés donde el Espíritu y sus dones son derramados nuevamente (CIC 739, 1106).
Es por ello que la vida cristiana es una aventura. ¡Siempre habrá nuevas sorpresas del Espíritu Santo!
Este ensayo sobre los siete dones y carismas pentecostales del Espíritu Santo fue publicado originalmente como una reflexión sobre las Lecturas para la Fiesta de Pentecostés, el nacimiento de la Iglesia Católica, que son las mismas para los años A, B y C (Hechos 2:1-11, Salmo 104, 1 Corintios 12:3-7,12-14 y Juan 20:19-23).
Traducción al español por Miguel Carranza
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