Adviento, época de esperanza
El Adviento es una época de gozo y esperanza. San Pablo nos llama a regocijarnos en la esperanza. ¿Pero que es la esperanza? ¿Cómo se diferencia de la...
Este artículo también está disponible en: Inglés, Italiano
Todos los cristianos, católicos, ortodoxos y protestantes, creen en una segunda y final venida de Jesús como Señor soberano y juez del mundo. Se conmemora cada Noviembre en la fiesta católico romana de Cristo Rey, una celebración que inspira esperanza y sano temor.
Parecería que la Segunda Venida de Cristo es una doctrina evangélico protestante. No se ve a muchos protestantes tradicionales o católicos ponerle mucha atención a esta doctrina. Los evangélicos, por otra parte, ganan millones de dólares vendiendo libros y películas sobre este tema.
Observemos la liturgia eucarística católica – después de la consagración, se proclama “Anunciamos tu muerte, proclamamos tu resurrección. ¡Ven, Señor Jesús!” o “cuando comemos este pan y bebemos esta copa, proclamamos tu muerte Señor Jesús hasta que vengas en Gloria”. En el Padre Nuestro oramos “venga a nosotros Tu Reino”. Si el significado de esta frase fuera ambiguo, la siguiente oración del sacerdote lo aclara: “mientras esperamos la gloriosa venida de nuestro Salvador, Jesucristo”. El credo de Nicenas proclama la constante doctrina de la Iglesia Católica “vendrá de nuevo con gloria para juzgar a vivos y muertos”.
La primera vez vino en humildad y oscuridad, montado en un burro y usando una corona de espinas. Vendrá nuevamente en gloria, públicamente, montado en las nubes y podrá un final definitivo a la cultura de la muerte.
Todo parece tan real, tan invencible, el poder militar y político de las grandes naciones y el control ideológico ejercido por la industria del entretenimiento y los medios noticiosos. De vez en cuando, un huracán o un terremoto nos recuerdan nuestra impotencia ante las fuerzas de la naturaleza, llamados por algunos “actos de Dios”. Imaginemos el tremendo poder de la venida, la obra final de Dios. Como lo indica Isaías 40:15, “Las naciones son como gota de un cazo, como escrúpulo de balanza son estimadas”.
¿Deberíamos preocuparnos? Si vivimos en oposición a la voluntad de Dios, sí. El infierno tiembla ante la idea de su venida. Las historias sobre el diluvio y Sodoma y Gomorra en el Génesis son parte de las Escritura Inspirada por Dios. Estas escrituras demuestran lo que ultimadamente sucede cuando nuestro pecado necio e impenitente confronta la santa majestad de la justicia de Dios. Él vendrá como Rey, para encargarse definitiva y violentamente del mal (recordemos la limpieza del Templo). Él vendrá como juez, para aclarar lo que cada persona ha elegido como su destino, a hacerles responsables por sus decisiones, que tienen consecuencias eternas.
Pero, ¿qué sucedería si buscaras hacer su voluntad y ser su discípulo? Entonces su venida sería una emocionante misión de rescate. El Rey regresa como juez para algunos y como salvador para otros. Para aquellos que le recibieron, cada lágrima será secada. Vendrán de cada tribu, lengua, pueblo y nación (Apocalipsis 7:9) y serán llevados a una dimensión de gozo inimaginable.
Él no es ningún caudillo guerrero, ni tampoco un gobernante. Él es el Rey Universal y nadie está fuera de su dominio. No es ningún sentimental tampoco. Me encanta el mosaico en el ábside del Templo dedicado a la Inmaculada Concepción. En este mosaico Cristo, el rey que retorna victorioso, es representado con poderosos músculos que hacen que Arnold Schwarzenegger parezca un debilucho enclenque. Jesús, manso y humilde, en esta representación aparece como alguien con quien no hay que meterse. El rostro del mosaico tiene una característica distintiva: un lado de su cara tiene una mirada severa, destinada para sus enemigos. Pero del otro lado su cara, aunque robusta, aparece afable y llena de compasión para sus amigos.
Creo que es mejor ser contado entre sus amigos.
Esta publicación sobre la Segunda Venida de Jesucristo en Gloria se ofrece como una reflexión para la fiesta de Cristo Rey, en el trigésimo cuarto domingo del tiempo Ordinario, Ciclo C (2 Samuel 5:1-3; Salmo 122; Col. 1:12-20; y Lucas 23, 35-43)
No Comments