Entendiendo la Misa, Parte 1 – El Sacrificio de Cristo

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Esta primera de una seria de  5 artículos sobre cómo entender la Misa, explica de qué forma la Eucaristía es un sacrificio, cómo es una re-presentación del sacrificio único y para siempre de Cristo en la Cruz del Calvario y también una experiencia de la Resurrección y del Espíritu Santo en Pentecostés.

Incluso los católicos que no conocen mucho sobre su fe tienen la vaga noción que deben ir a misa el domingo, al menos en tiempos normales. Pero pídeles que describan la misa y probablemente te respondan que tiene una introducción, una conclusión y una colecta.

De hecho, la misa (también llamada eucaristía o Liturgia Divina) tiene dos partes, la Liturgia de la Palabra y la Liturgia de la Eucaristía. Pero en lugar de analizar sus partes, me gustaría examinar la misa entera y sus aspectos generales. Hoy y siempre, la misa incluye un sacrificio, la presencia de Cristo y una comida.

El Sacrificio de la Misa y el Calvario

Es importante saber lo que la Iglesia quiere decir con “el sacrificio” de la Misa. El termino se malinterpreta fácilmente y ha causado mucho conflicto entre los cristianos.

Primero que nada, la enseñanza de la Iglesia reitera que la Escritura dice claramente: no hay otro sacrificio excepto el ofrecido por Jesús en el Calvario. Hebreos 10:12 dice que Cristo “ofreció para siempre un solo sacrificio por los pecados”. Ese sacrificio no es repetible. La misa por lo tanto no es una “repetición”; es una re-presentación de ese sacrificio.

Debido a que Cristo es un ser humano único, el sacrificio que ofreció en la cruz de una vez por todas, fue un hecho único. Pero Jesús también es Dios, quien existe fuera del tiempo: pasado y futuro están siempre presentes en El. Esto quiere decir que los eventos históricos de su muerte y resurrección también son hechos eternos que pueden hacerse presentes por el poder del Espíritu.

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Esto es precisamente lo que ocurre en la Eucaristía. El poder del Calvario – el sacrificio que quita los pecados, sana y transforma – se hace presente y disponible para nosotros. Puede ser aplicado a nuestra necesidad.

La Misa y la resurrección

Pero eso no es todo. La cruz está incompleta sin la resurrección. No se puede entender lo que ocurrió el Viernes Santo sin lo que ocurrió dos días después el Domingo de Pascua. Esto quiere decir que la Resurrección también es hecha presente cada vez que se celebra la Eucaristía. Cuando vamos a misa, estamos presentes al pie de la cruz, viendo al Salvador dar su vida por nosotros. Y también estamos afuera de la tumba vacía con Jesús resucitado y las mujeres que lo encontraron ese domingo de resurrección. “Esto es por ustedes. Yo doy mi vida por ustedes”, dice Jesús, “reciban mi poder”.

Entendiendo la Misa como el Nuevo Pentecostés

Jesús se ofreció a sí mismo como sacrificio para traernos la salvación y darnos su Espíritu. Pentecostés es el fruto del sacrificio de la Cruz y la victoria de la Resurrección. Por lo tanto, la Iglesia enseña que cada Misa es un nuevo Pentecostés, una nueva oportunidad de recibir el Espíritu (ver el Catecismo de la Iglesia Católica, Párrafo 739)

En resumen, la misa es el sacrificio de Cristo hecho presente nuevamente. No se recuerda como si hubiera estado ausente o fuera meramente un evento pasado. Es re-presentado en toda su majestad  y poder transformador.

Este artículo se enfoca en la relación entre la Eucaristía y el sacrificio de Cristo en el Calvario. Es la parte 1 de una serie de 5 publicaciones sobre Cómo entender la Misa. La serie de artículos Entendiendo la Misa es una adaptación del libro “Explorando la Iglesia Católica” de Marcellino D’Ambrosio (Servant 2001)

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