Domingo Gaudete – El Gozo del Adviento y Juan Bautista
Comúnmente se piensa en Juan Bautista como una figura seria y rígida. Pero de hecho, ¡él podría ser el santo patrono del gozo! Probablemente por eso e...
Este artículo también está disponible en: Inglés, Italiano
La imagen de Jesús como el buen pastor reconforta a muchos. Sin embargo, muchos de los que escucharon a Jesús describirse de esta forma se sintieron perturbados. Parecía que Jesús se estaba posicionando como el único y verdadero Pastor y Salvador. Muchos aun encuentran esta declaración perturbadora y se preguntan: “¿Y qué hay de las otras religiones?
No es políticamente incorrecto creer en Dios. Siempre y cuando reconozcas que todos somos hijos de Dios y que hay muchas formas de llegar al Altísimo, todas igualmente honorables. Después de todo es lo justo. ¿Qué tan presuntuoso sería asegurar que tu camino es el único camino?
Esta actitud no es nueva. En los días de los emperadores romanos, nadie tenía problemas con aquellos que adoraban a un carpintero de Galilea al que creían el Hijo de Dios. Siempre y cuando fueran lo suficientemente abiertos de mente para alabar también al emperador, a Júpiter, y al resto de dioses del Panteón. Sin embargo, los cristianos creían lo que Pedro había proclamado en los Hechos de los Apóstoles 4:8-12 – que solo hay un nombre dado bajo el cielo por el cual podemos salvarnos. Y no es Cesar, ni Júpiter, ni Mahoma, ni Buda. Por esta posición arrogante es los cristianos fueron arrojados a los leones.
¿Acaso esto quiere decir que otros credos no tienen nada que ofrecer más que mentiras condenables? Para nada. Justino Mártir (d. 165) dijo que había “semillas de la verdad” esparcidas en las enseñanzas de los grandes filósofos. San Pablo honró a los ateneos por su piadosa adoración del Dios “desconocido” (Hechos 17:23)
Sin embargo, no nos referimos a pedazos de la verdad, sino a la salvación eterna. La redención requiere más que unas cuantos sermones o citas inspiradoras – concretamente, el sacrificio perfecto de una vida perfecta, una vida de valor infinito. Ni Buda, ni Mahoma dieron su vida por sus seguidores, e incluso si lo hubieran hecho, ellos no eran “salvadores” calificados, es decir no poseían una vida sin pecado y de infinito (léase divino) valor.
Solo la Palabra hecha carne estaba calificada y solo él se atrevió hacerlo. Él es, como lo enseña el evangelio del domingo, el Buen pastor que da la vida por su rebaño. Esto no lo convierte en un elitista exclusivo – su rebaño incluye a cualquiera que desee ser su oveja, incluso aquellos que antes le clavaron a la cruz. Un sacrificio por todos, para siempre.
¿Acaso esto quiere decir que si la gente no ha escuchado de Él y sigue a Mahoma o a Buda, están condenados al infierno?
No exactamente. Se nos dice que hay “otras ovejas” que aún no viajan con el rebaño, pero que pertenecen al mismo Pastor. Respondiendo a la gracia del Espíritu Santo, han abierto sus corazones a la verdad, dondequiera que se encuentre, y buscan hacer lo que su conciencia les indica como su deber. Pueda que sean devotos de Mahoma o Buda porque sus corazones han reconocido alguna chispa de verdad y bondad en las enseñanzas d estos hombres, y están hambrientos de verdad y justicia. Si mueren como buenos musulmanes o budistas y son salvados, se salvarán no por Mahoma o buda, si no por el único salvador, el que murió por ellos, el Dios desconocido al que sin saberlo buscaban mientras leían con ansias el Corán o contemplaban el éxtasis de nirvana.
Entonces, como de todas formas se van a salvar, mejor los dejamos en paz, ¿verdad?
Eso no es lo que enseña el evangelio. El que sea posible que se salven, no quiere decir que sea algo seguro. El pastor quiere alimentar su rebaño con sabroso pasto, con alimento apropiado para la larga y ardua jornada a casa. Y quiere proteger a sus ovejas de los ladrones y bandidos que quieren emboscar al rebaño mientras van por el camino. Solo puede hacer esto si reúne a sus ovejas en un rebaño que pueda guiar hacia los verdes pastos de las Escrituras, los Sacramentos, y la rica Tradición de la Iglesia Católica, alimentos que sirven no solo para sobrevivir, sino para tener vida abundante (Juan 10:10). Así que es nuestro deber hacer lo que podamos para presentarles al Pastor y hacerles saber dónde se encuentra el mejor alimento.
Esta publicación se centra en Jesús como el Buen Pastor, único Salvador y el valor de otras religiones. Es una reflexión sobre Hechos 4:8-12, Salmo 118, 1 Juan 3:1-2, Juan 10:11-18, las lecturas para el Cuarto Domingo de Pascua, Año B.
No Comments