Nacimiento de Juan Bautista – motivo de Celebración

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El 24 de junio, la Iglesia conmemora una solemne fiesta en honor al nacimiento de Juan el bautista. La Iglesia no celebra el nacimiento de ningún otro santo con tanta solemnidad. El papel singular de este precursor, la voz que grita en el desierto, en la historia de la salvación es parte de la razón. Sin embargo, con esta celebración la Iglesia también quiere enfocar nuestra atención al testimonio de Juan. Él nos enseñó mucho sobre la ruta hacia la santidad y sobre el Reino de Dios.

El 25 de diciembre hay una gran celebración – el nacimiento de Jesús, la palabra de Dios hecha carne. De hecho, la Iglesia no celebra el nacimiento de los santos, excepto el de la madre de Jesús. Generalmente, su día especial en el calendario es la fecha de su muerte, su entrada a la vida eterna. Pero hay una excepción notable. Puesto que celebramos el nacimiento de la Palabra, también celebramos el nacimiento de la Voz. Nos referimos al primo de Jesús, Juan el bautista, la Voz del que grita en el desierto.

Juan, bautista y precursor

Juan juega un papel singular en la historia de la salvación. Le llamamos el bautista. Los cristianos de oriente le llaman el precursor. Solo el evangelio de San Lucas nos habla sobre las maravillosas circunstancias de su nacimiento. Sin embargo, los cuatro evangelios nos hablan de su labor esencial en preparar el camino para Jesús y también nos dicen que Juan fue modelo de la virtud de la humildad exaltada por la primera bienaventuranza del Sermón de la Montaña – Bienaventurados los pobres de Espíritu.

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Examinemos la historia. Las multitudes venían a escuchar a Juan de todos los rincones de Israel antes de que alguien escuchara sobre el carpintero de Nazaret. De hecho, Juan incluso bautizó a su primo, iniciando el ministerio público de Jesús, y acabando la carrera del mismo Juan

Mejor Actor de Reparto

La mayoría de nosotros no toleramos la competencia. Los fariseos y los saduceos tampoco. Se sentían amenazados por la popularidad de Jesús. Sin embargo, juan alentaba a sus discípulos a dejarlo para seguir al Cordero de Dios. Cuando la gente llegaba, lista para honrar a Juan como mesías, él los corregía. Él no era la estrella del programa, solo era el mejor actor de reparto. Jesús, dijo Juan, era a quien debíamos seguir. Juan pudo haber estado al centro del escenario por un tiempo, pero ahora que la estrella había apareció, el bautista se dio cuenta que será hora de que el saliera del escenario.

El Padrino del Novio

Usando el mismo ejemplo que dio Juan, él era como el padrino del novio en la boda (Juan 3:29). Ciertamente es un gran honor ser escogido como “padrino” del novio. Sin embargo, el padrino no es el que se queda con la novia. Según la costumbre judía, el papel del padrino era presentarle la novia al novio, y luego retirarse discretamente. Juan se regocijó en esto. “Mi alegría está completa. Él debe crecer para que yo decrezca”

El bautista se alegró porque era humilde. De hecho, nos muestra la verdadera naturaleza de esta virtud. Humildad no es darse de golpes, negar nuestros dones y talentos, o restarse importancia. Juan sabía que tenía u n papel importante el cual jugaba agresivamente, con autoridad y confianza en sí mismo. El humilde no se observa a si mismo tímidamente. De hecho, el humilde no se mira a sí mismo para nada. Su mirada está puesta en el Señor.

En algún momento, todo ser humano lucha con una sensación de incompetencia. El orgullo es la forma en la que el pecado afronta esta situación. Los orgullosos se preocupan de sí mismos, viendo a todos los demás como rivales. El orgulloso se exalta sobre los demás esperando que esto le dé un sentido de valor y paz. Sin embargo, la historia ha demostrado una y otra vez que esto no es así. incluso los historiadores griegos paganos sabían que hubris u orgullo era el precursor de la tragedia. El orgullo siempre viene antes de la caída, como en el Jardín del Edén.

Humildad, gozo y libertad

La humildad nos libera de este yugo frenético. Tratar de afirmarse, exaltarse y protegerse a cada momento es agotador. Recibir nuestra dignidad y autoestima como un regalo de Dios, nos libera de esta carga. Libres de esta compulsión segadora de dominar, podremos experimentar una sensación de satisfacción cuando otros reconocen que Dios es Dios y le honran como tal. Incluso podemos sentirnos libres de reconocer la presencia de Dios en alguien más y regocijarnos cuando otros reconocen y honran la bondad de Dios en esta persona.

Hay otro aspecto de la personalidad de Juan que podemos reflexionar mientras celebramos su nacimiento a menudo, los evangelios asocian al bautista con el gozo espiritual. En presencia de Jesús y María, el salto de gozo en el vientre de su madre (Lucas 1:44), y dice que se regocija al escuchar la voz del novio (Juan 3:29-30).

¿Cómo se puede reconciliar este gozo de Juan con su severo llamado al arrepentimiento? Porque el arrepentimiento implica y la humildad lleva a la libertad y la libertad lleva a paz interior y gozo, gozo en la presencia del Novio.

Esta publicación sobre el nacimiento de Juan el bautista o el precursor se ofrece como una reflexión sobre las lecturas para la Solemnidad (Fiesta) del nacimiento de Juan el Bautista (Isaías 49:1-6, Salmo 139; Hechos 13:22-26; Lucas 1:57-66, 80).

 

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