¿El reino de Dios es liberal o conservador, viejo o nuevo?

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¿Cómo se comparan los valores del Reino de Dios a los valores conservadores y a los liberales?  ¿Aquellos que buscan la Perla de Gran Precio, deberían buscar los valores del Reino en los ámbitos más tradicionales y antiguos o en aquellos que son más progresistas y modernos? 

Liberal o conservador? ¿Progresista o Tradicional? Las definiciones de estos términos rara vez se mencionan. Usualmente, solo se asumen. A menudo la gente llama “conservadores” a aquellos a quienes les gustan las cosas viejas y “liberales” a los que están a favor de las ultimas ideas, tendencias y valores.

Reino de Dios – ¿liberal o conservador?

Sin embargo, para el cristiano, la pregunta no es sobre preferencias personales de estilo, o si algo es viejo o vanguardista. Es sobre si encaja o no en el Reino de Dios.

Para discernir lo que encaja en el Reino, primero tenemos que saber que de qué se trata el Reino. Primero que nada, sabemos que Dios es verdad. Así que el reino de Dios es donde la verdad de Dios reina y sus mandamientos son observados. Como lo dice  el Padre Nuestro: “venga a nosotros tu reino, hágase tu voluntad así en la tierra como en el cielo”. Para encajar con el Reino, las cosas deben estar de acuerdo a la palabra de Dios expresada en la Escritura y la Sagrada Tradición e interpretada con autoridad por el Magisterio de la Iglesia Católica.

Verdad = vida, gozo y libertad

También sabemos que la voluntad de Dios es para nuestro propio bien. Jesús dijo en Juan 10:10: “He venido para que tengan vida y vida en abundancia”. En Juan 15:12, Jesús dice que él ha venido para “que nuestra alegría esté completa”. El Reino de Dios entones, es donde hay libertad, gozo y vida en abundancia por que el Padre amoroso está en control.

En la Iglesia Primitiva hubo mucho varios debates sobre si los cristianos podían comer ciertos alimentos, particularmente la carne que se ofrecía en sacrificio a los ídolos paganos. La respuesta de San Pablo fue clara: “El Reino de Dios no es comida y bebida, es justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo” (Romanos 14:17). Si Pablo pudiera hablarnos hoy, insistiría que el Reino no es sobre si la misa es en latín o en lengua vernácula, o sobre novenas y grupos de oración, o sobre música de órgano o guitarra.

Viejo y nuevo a la vez

Aquel que entiende el Reino de Dios, dice el Señor Jesús, “es como el padre de familia que saca de su bodega cosas nuevas y cosas viejas” (Mateo 13:52). El arzobispo Fulton Sheen fue un buen ejemplo de esto. Él amaba la fe tradicional y la piedad de la Iglesia (viejo), pero proclamaba esa fe por televisión (nuevo). Otro gran ejemplo fue Juan Pablo II. Era devoto del rosario (viejo) pero lo enriqueció con los Misterios Luminosos (nuevo). El defendió la moral sexual de la Iglesia (viejo) pero expresaba esa moral de forma fresca e intrigante a través de su “teología del cuerpo” (nuevo).

Perla de Gran precio

Hay cosas viejas que no encajan en el Reino de Dios: la poligamia, los gladiadores, adoración al emperador. Pero también hay cosas “nuevas” que no encajan en el reino: el aborto, la clonación de humanos y la contracepción artificial. El Reino es la perla de gran precio, si reconocemos su valor, entonces tiene sentido el “vender” estas cosas para comprarla.

La perla y su engarce

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Sin embargo, también hay muchas cosas viejas y nuevas que son compatibles con el Reino y de hecho pueden ser maravillosos ejemplos del Reino en ciertas ocasiones y lugares: cantos gregorianos, la tiara papal y la misa tridentina por el lado “viejo”; las misas para adolescentes y reuniones de oración del movimiento carismático por el lado “nuevo”. Pero si la devoción a estas cosas, basadas en preferencias personales, causa tensión y conflictos, entonces hay un problema.

Existe una diferencia entre la Perla de Gran Precio y su envoltorio. La perla siempre viene en su envoltorio, pero si nos gusta el envoltorio tanto que pasamos por alto la perla, entonces no importa si somos liberales o conservadores – simplemente estamos siendo necios. Oremos junto a Salomón para tener la sabiduría necesaria en cada situación y poder identificar el Reino de Dios y aferrarnos a él.

Este artículo sobre el Reino de Dios como una Perla de Gran Precio se centra en distinguir la perla de su envoltorio, ya sea viejo o nuevo, liberal o conservador, tradicional o progresista. Se ofrece como reflexión sobre las lecturas para el Décimo Séptimo Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo Litúrgico A (1 Reyes 3: 5, 7-12, Salmo 119, Romanos 8:28-30; Mateo 13:44-52). 

Traducción al español por Miguel Carranza.

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